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Ana María Alonso, electricista autónoma: “Trabajo en lo que me gusta, me siento respetada y soy dueña de mi vida”.
Ana María Alonso López.

Ana María Alonso, electricista autónoma: “Trabajo en lo que me gusta, me siento respetada y soy dueña de mi vida”

Por Lola SánchezResponsable de Contenidos del Área de Material Eléctrico
Ana nos cuenta su historia como instaladora profesional del sector de material eléctrico: “A mi yo del pasado le diría que cumpla con su horario y obligaciones, pero que no trabaje gratis para nadie”.

Ana María Alonso López trabaja como instaladora en su propia empresa, Electricidade Ana. Tras estudiar el Bachillerato Unificado Polivalente y el Curso de Orientación Universitaria, esta profesional gallega decidió realizar un Ciclo Superior de Mantenimiento de Equipo Industrial. Así comenzó su historia en el sector.

“En el Ciclo Superior estudiaba, entre otras materias, electricidad, electrónica, soldadura, hidráulica, neumática o mecanizado. Quizá con la electricidad me sentía más cómoda”, explica Ana a este medio. Su primer contrato como instaladora lo firmó en febrero de 2003 con la empresa Electrogas 2000, donde pasó seis años de su vida.

Después trabajó alrededor de seis meses en una compañía de montaje y, cuando llegó la crisis, dio el salto a la hostelería como ayudante de cocina en distintas empresas. “La última vez que estuve como empleada fue para una subcontrata de una conocida eléctrica durante cuatro años”, relata.

“Me gustaría que hubiese más mujeres”

Por lo general, Ana opera en la zona de Ferrolterra (La Coruña) y disfruta con cualquier instalación eléctrica, aunque sus preferidas son las que ejecuta en viviendas o naves industriales. “Utilizo múltiples marcas, como Legrand, Simon, Solera, Hager, Efapel, Maxge, Haverland, etc. Depende del tipo de trabajo y de la elección del cliente”, detalla.

De igual modo, y a pesar de que todavía se ven muchos más hombres que mujeres en el sector de las instalaciones eléctricas, asegura que siempre ha tenido un trato muy bueno por parte de sus compañeros de oficio. “Me gustaría que hubiese más mujeres. La gente se sorprende cuando dices que eres electricista”, argumenta.

Sobre este punto, considera que el principal problema no radica en que las mujeres no se atrevan a dar el paso de formarse como instaladoras electricistas, sino en que apenas existe información al respecto: “Parece que la Formación Profesional es para aquellas personas que no valen para hacer otra cosa. Además, cada vez hay menos operarios”.

“No existe la conciliación familiar-laboral”

Si echara la vista atrás, esta profesional no regalaría su tiempo a ninguna empresa. “A mi yo del pasado le diría que cumpla con su horario y obligaciones, pero que no trabaje gratis para nadie”, reflexiona.

Y continúa: “Trabajo en lo que me gusta, me siento respetada y soy dueña de mi vida. He tenido mucha suerte de coincidir con gente maravillosa que me apoya y ayuda de diferentes formas durante este trayecto”.

Para terminar, Ana pone el foco en un asunto importante del que se habla muy poco: la inexistente conciliación entre la vida familiar y laboral. En su caso, tiene dos hijas que comienzan el colegio a las 09:30 y salen a las 15:30 horas. Si no fuera por su familia, que las lleva y las recoge, la situación sería más complicada.

“Cuando las niñas están de vacaciones, hay programas de conciliación por las mañanas y con un número de plazas reducido. Por otro lado, cualquier documento que necesites de la Administración tienes que recogerlo por las mañanas, como sucede con la renovación del DNI. Por mucha flexibilidad de horario que tenga, y si consigo la primera cita, no empezaría a trabajar antes de las 10:00 o las 11:00 horas”, finaliza.

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