La compañía, que tiene su sede central en Praga (República Checa), ha abierto una delegación en Valencia, al frente de la que se encuentra Josef Dobry. Además, diseña y fabrica soluciones de almacenamiento de energía industrial de baja y alta tensión
GWL ha decidido entrar en el mercado español con su oferta de productos y ha abierto una delegación en Valencia, liderada por Josef Dobry. La compañía es uno de los principales importadores, mayoristas y distribuidores europeos de baterías y pilas LFP, que también comercializa equipos solares, incluidos acumuladores de energía domésticos, paneles solares, inversores y accesorios.
El motivo de su desembarco en España, confirma a este medio Josef Dobry, es atender mejor a los clientes con presencia propia en el país, en lugar de a distancia. El objetivo es buscar distribuidores en las distintas comunidades autónomas para crecer. Además, existe en el mercado una gran necesidad de almacenar energía, “y nosotros somos expertos en almacenamiento BESS (Battery Energy Storage Systems) con la tecnología LiFePO4”.
Con sede central en Praga (República Checa), la empresa, además, diseña y fabrica soluciones de almacenamiento de energía industrial de baja y alta tensión.
Operando en el mercado europeo desde 2007, GWL se ha especializado en desarrollar, probar y comercializar la tecnología LFP (LiFePO4) y LTO (Lithium-Titanium-Oxide). La compañía proporciona soluciones de almacenamiento de energía tanto para industria como para viviendas. Asimismo, suministra células a todo tipo de fabricantes: desde carretillas elevadoras hasta barcos o locomotoras industriales, entre otros segmentos.
Desde GWL ponen de relieve que sus sistemas de estándar industrial se utilizan tanto en entornos profesionales, en los que la seguridad es imperativa, como por aficionados en sus caravanas o cabañas aisladas de la red eléctrica.
Ventajas de la tecnología LFP
Fuentes de la empresa exponen que cientos de miles de empresas y consumidores han cambiado sus sistemas a baterías LFP, que son diez veces más duraderas, en los últimos quince años.
En este sentido, GWL pone de relieve que se si se compara la relación precio/rendimiento con la larga vida útil de una batería LiFePO4, el cliente consigue un precio que es unas cuatro veces más económico por ciclo (carga y descarga) que el coste de las baterías de plomo-ácido. Si reciben un buen tratamiento, las células LiFePO4 siguen conservando hasta el 80 % de su capacidad original después de 8.000 ciclos.
Otro elemento adicional muy importante es la seguridad. La tecnología LFP ha demostrado ser la más segura entre las baterías, no se quema ni explota, tal como subrayan desde GWL.
Y, por último, pero no menos relevante, las celdas LFP no tienen el “efecto memoria”, por lo que no hay que preocuparse por cuántas veces se cargan. Además, no son tóxicas, ni contaminantes y cumplen con la normativa europea RoHS.
En este breve vídeo se resumen las actividades y líneas de producto que suministra GWL: