La colaboración de las administraciones públicas, la vigilancia y mantenimiento de estas infraestructuras o un mayor control sobre la trazabilidad del cobre son medidas clave para combatir estos actos vandálicos, tal y como apuntan a este medio desde AEDIVE y GANVAM.
La movilidad eléctrica continúa su expansión en el mercado español y, con ello, el despliegue de la infraestructura de puntos de recarga. Sin embargo, este paradigma trae consigo un nuevo problema que, aunque no es mayoritario ni alarmante, es una realidad: el robo de cobre de los cargadores.
Tal y como recogía Motor El País, la alerta ya cundió el año pasado en Estados Unidos cuando una ola de actos vandálicos asoló la red de supercargadores que Tesla había inaugurado en la electrolinera de Oakhurst, en el estado de California.
De hecho, los usuarios del foro Tesla Motors Club explicaron que la estación había sufrido el corte y la sustracción de todos los cables de recarga. La razón era sencilla: conseguir el cobre que contenían para revenderlo.
Más tarde, la ola de robos se propagó, llegando a otros países como Holanda o Francia, donde se han denunciado casos similares. Ahora este problema también podría haberse extendido a España, pero, ¿qué podemos hacer al respecto?
Medidas contra el robo de cobre en cargadores públicos
Desde este medio, hemos hablado con distintas entidades para conocer qué acciones se pueden llevar a cabo para combatir estos actos incívicos contra los puntos de recarga.
Por un lado, Arturo Pérez de Lucia, director general de AEDIVE (Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica), defiende que, si bien el vandalismo es algo inevitable, la colaboración de las administraciones públicas, a través de sus policías locales, “es fundamental para poder incidir en la erradicación de cualquier acto vandálico”.
Recomendaciones de GANVAM
Por otro, fuentes de GANVAM (Asociación Nacional de Vendedores y Reparadores de Vehículos) consideran que es primordial que haya un control sobre la trazabilidad del cobre, es decir, que exista una mayor inspección de la recompra de cobre en las chatarrerías.
“Sin duda, escoger una buena ubicación para colocar el punto de recarga, en una zona concurrida y bien iluminada, así como intensificar la vigilancia, son medidas eficaces para disuadir estas formas de vandalismo”, apuntan.
No obstante, mientras la demanda no haga rentable una mayor inversión en vigilancia, estiman que es esencial, por ejemplo, que el particular solo pueda vender cobre bajo unos términos determinados: con un código de propietario y en formato original, sin limpiar.
“Si no cumple, solo podrá acudir al chatarrero a dejar cobre para garantizar una buena gestión del residuo. Estas condiciones permitirían luchar contra este mercado negro”, concluyen.
