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El tamaño sí que importa

Por Miguel Ángel Jiménez

Me permito hacer un pequeño homenaje en este post a Pascual Dedios-Pleite, directivo de dilatada y fructífera trayectoria en Siemens España, que dejó sus cargos recientemente en la compañía para dedicarse en exclusiva a la docencia universitaria. A lo largo de los años, en numerosos foros y encuentros empresariales, Pascual siempre recalcó que el sector industrial español –incluyendo el segmento eléctrico– adolecía de un problema de tamaño empresarial; esto es, abundaba el número de pymes que, por su pequeña dimensión, no tenían la suficiente capacidad para afrontar cambios y adoptar tecnologías nuevas que les permitieran desarrollarse y crecer de manera sostenida.

La tecnología cuesta mucho y requiere inversión, dimensión y formación. Así que pónganse a correr”; así aconsejaba Pascual Dedios a los empresarios instaladores hace justamente tres años, a finales de octubre de 2017, en el Congreso Nacional que FENIE organizó en la ciudad de Zaragoza. Realizó estas declaraciones en el transcurso de una mesa redonda con varias compañías que tuve la oportunidad de moderar.

Han pasado estos años y se puede decir que poco ha cambiado desde entonces; es más, en la complicada coyuntura actual, la pandemia del COVID-19 está profundizando esta tendencia y está ejerciendo un mayor impacto negativo sobre las pymes y, especialmente, micropymes y autónomos. Estas organizaciones se muestran mucho más vulnerables ante un vendaval como el que estamos viviendo.

El tamaño de la empresa española debe aumentar.
La empresa española debería aumentar, en general, su tamaño para afrontar los cambios tecnológicos y crecer de manera sostenible.

El tamaño de la empresa española

En este sentido, tomando los datos del Directorio Central de Empresas (DIRCE) del Instituto Nacional de Estadística (INE), a fecha de 1 de enero de 2019 había en España una cifra de 3.363.197 empresas activas. Dentro de este volumen, más de 1,88 millones de empresas no emplearon a ningún asalariado, lo que supone el 56 % del total; además, otras 905.113 (el 26,9 % del total) contaban con uno o dos empleados. Sumados estos dos grupos resulta que el 82,9 % del tejido nacional tenían dos o menos asalariados. Esto da una idea de la magnitud del problema del tamaño de las empresas españolas, que las hace muy frágiles.

Los sectores de Construcción, y segmentos auxiliares, e Industria no son ajenos a esta situación y se caracterizan en buena parte por esta particularidad, si bien el peso de las empresas grandes se concentra más en el ámbito industrial.

Se trata de una dificultad de gran relevancia para los empresarios del sector de material eléctrico y afines, ya que la competencia crece por tierra, mar y aire, y puede venir de ámbitos donde antes no presentaba ningún tipo de sombra para la actividad de los instaladores y el canal de la distribución profesional.

La importancia de los fondos europeos

En este contexto, un asunto capital es la puesta en marcha del Plan nacional de Recuperación de la Economía española, con la movilización de 72.000 millones de euros en el periodo 2021-2023 procedentes de los fondos europeos; es importante recordar que un total de 27.000 millones estarían asignados al ejercicio 2021. Los sectores de energías renovables, rehabilitación de edificios y movilidad sostenible se hallarían entre los más beneficiados, pues se ha dado prioridad a estos ámbitos por su importancia en la transición energética.

Las energías renovables es un ámbito prioritario en el plan de recuperación de la economía española.
Las energías renovables, como la solar, es uno de los ámbitos prioritarios en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la economía española.

No obstante, desde algunas instancias se reclama un análisis equilibrado y global a la hora de distribuir y asignar estas inversiones, ya que se corre el riesgo de que sean aprovechados en su mayor parte por corporaciones de gran tamaño, o incluso por grandes fondos internacionales, como ha alertado ANPIER.

Abundan los ejemplos, como se ha indicado en post anteriores, en los que las compañías de mayor peso –desde energéticas (Repsol, Galp, Iberdrola…) hasta la gran distribución (Worten, Leroy Merlin, etc.)– están realizando movimientos para llevarse un trozo de este jugoso pastel. De cualquier modo, estos grandes operadores pueden actuar como arrastre para que los beneficios de estas inversiones lleguen a empresas de menor tamaño que están a lo largo de la cadena de valor. Al menos, eso sería lo deseable.

Lo dicho, en ocasiones, el tamaño importa.

Espero sus comentarios. Cuídense mucho y practiquen la prudencia.

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