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El miedo, el gran inhibidor de la iniciativa

Por Tomás Simón

Yo compro el pan en un chino que tengo cerca de casa; como es una tienda que vende bastante ha contratado a un colaborador por la mañana y otro por la tarde. Pues bien, hace pocos días acudí a la tienda sobre las 21:00 horas (cierra a las 22:00 horas) y estaba atendiendo sólo el dependiente de la tarde. Le pido dos barras “rústicas”, que son las que compramos habitualmente, y me dice que no tiene. Además, me comenta que no va a preparar más pan en la tarde de hoy porque tiene miedo de que no se vendan y eso le pueda acarrear consecuencias con el dueño (“chino”).

En este punto, me surge siempre esta cuestión. ¿Por qué cuesta tanto en la cultura empresarial aceptar que haya fallos, sin penalizar al trabajador o “montarle un pollo”?

En mi opinión, tradicionalmente algunas empresas se han gestionado y se siguen gestionando basándose en la cultura de la penalización. Se basan en la cultura del miedo a equivocarse, en lugar de tomar como referencia “la cultura del aprendizaje”.

En algunas empresas la gestión se basa en la cultura de penalización del error
Señalar al “culpable”, la penalización del error, permanece todavía en la cultura de algunas empresas.

Miedo y aversión al riesgo

Cuántas veces hemos visto, cuando algo sale mal, el tiempo que se invierte en buscar el culpable. La razón es que todos queremos justificar que la culpa es del otro. En mi casa, de toda la vida, cuando era pequeño y hacíamos alguna trastada, mis hermanos y yo siempre nos echábamos las culpas unos a otros. Pero nuestra querida madre inmediatamente decía “la culpable soy yo”, y ahora busquemos la forma de solucionar el mal realizado.

Tardaba un segundo en buscar el culpable. ¿Qué es la culpa?, seguía diciendo nuestra madre. La culpa no es nada.

Hoy en día todavía asociamos la palabra “error” a “culpable”, donde el fallo se percibe como una amenaza, y de ahí el miedo a equivocarnos. En este sentido, el miedo es el mayor inhibidor de la iniciativa.

Por este motivo, algunas empresas acaban teniendo a todos sus colaboradores, incluyendo los directivos, asustados ante una posible mala decisión. Es decir, tienen a toda la organización empresarial en su zona de confort, todos con aversión al riesgo, con reticencias a las evoluciones y, por supuesto, un rechazo absoluto a las innovaciones.

Todo esto sucede hoy, que es cuando es necesario tomar más riesgos y decisiones en este mundo tan incierto y dinámico.

Aversión al riesgo en las empresas
La aversión al riesgo, a tomar determinadas decisiones, puede ser el efecto de la cultura del miedo a equivocarse.

Convivir con el error

No recuerdo en este momento la institución que concede un premio para el “Mayor error cometido en el año”. El objetivo que tiene esta iniciativa es que cuantas más personas lo conozcan, menos lo volverán a cometer.

Por otro lado, se debe considerar como normal que nos equivoquemos porque así haremos muchas más cosas. ¿Sabes qué pasa?: que el que no se equivoca nunca es el que nada hace. Hay que dejar de sufrir si se cometen errores. Tenemos que ver y considerar los errores y fallos como naturales y como un aprendizaje para no volver a ellos.

La pregunta es ¿Para qué me he equivocado? en lugar de plantear ¿Por qué me he equivocado? Se trata de entender el error en la cultura de la empresa, sin penalizar al trabajador que no ha hecho las cosas bien.

¿Y en tu empresa, se convive con el error o contra él?

¡¡Qué seáis buenos!!

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