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Una nueva realidad

Por Miguel Ángel Jiménez

Se ha puesto de moda el término “nueva normalidad”, una expresión de tintes algo inquietantes –cómo definir la normalidad– pero que se está utilizando hasta la saciedad; incluso el propio Gobierno le ha dado carta de naturaleza en documentos oficiales y en las comparecencias públicas de sus ministros. Desde mi punto de vista, prefiero hablar de “nueva realidad”, como ya se ha visto en algunos medios, ya que la realidad siempre es cambiante, móvil y resbaladiza.

Así las cosas, lo que es evidente es que caminamos hacia una nueva realidad cotidiana, a la que no es ajeno el sector eléctrico, donde los efectos de la pandemia del Coronavirus han derivado en nuevos hábitos ciudadanos: distancia física y social, uso de la mascarilla en espacios públicos, higiene exhaustiva de las manos, extensión del teletrabajo, generalización de las aplicaciones de videoconferencia, etc., etc.

La mascarilla es ya de uso obligatorio en espacios públicos.
El uso de la mascarilla es obligatorio en espacios públicos desde el pasado 21 de mayo de 2020.

La seguridad, criterio principal

Hasta que no llegue un remedio terapéutico eficaz o se desarrolle una vacuna con garantías, el progresivo regreso a las fábricas, las oficinas y centros de trabajo va a tener lugar siguiendo unos protocolos a los que habrá que acostumbrarse y que estarán regidos por la seguridad sanitaria como valor supremo con el fin de evitar el posible contagio. Los emplazamientos laborales tienen que reestructurarse, se impone el fijar turnos, la redefinición de los espacios para cumplir con ese distanciamiento mínimo… La responsabilidad individual se revela aquí fundamental.

En esta línea, la relación misma con los compañeros de la oficina o de la planta de producción va a cambiar –ya está cambiando– y con ella la comunicación entre nosotros, pues la cercanía física se verá trastocada por filtros como mascarillas o pantallas protectoras. Aplicaciones como Zoom, Teams o GoToMeeting forman parte de nuestra vida cotidiana y el flujo de la conversación se realiza tecnología mediante ¿Cuándo podremos volver a tener un diálogo ‘normal’ (y sigue sin gustarme la palabra)?

En el sector de material eléctrico, por ejemplo, en los puntos de venta de la distribución la interacción con el cliente ha cambiado por estos motivos, sin perder por ello eficacia y calidad de servicio; la proximidad busca otros caminos.

La realidad de la crisis económico-social

Por otro lado, la pandemia del COVID-19 deja una dramática consecuencia con el parón económico que se ha producido tras la declaración del estado de alarma, y la derivada de incremento de trabajadores en paro o en procesos de ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo). A pesar de estar considerado un servicio esencial y estratégico, el sector de material eléctrico –como la práctica totalidad de segmentos– ha registrado un impacto tremendo en el negocio.

Solo algunos datos. Según la última encuesta de AFME, el 78,9 % de los fabricantes consultados sufrieron caídas superiores al 30 % en el pasado mes de abril, y un 24,6 % de ellos mencionaron que las bajadas habían sido superiores al 60 %. ADIME (patronal de la distribución) reflejaba en su más reciente informe que un 77 % de las empresas encuestadas había solicitado o tenía previsto solicitar un ERTE; un dato adicional es que, de la cifra de empresas que habían pedido un ERTE,  el 23 % lo han aplicado a la totalidad de su plantilla.

La rehabilitación y reforma puede ser una de las salidas de la crisis actual.
La reciente autorización de las actividades de rehabilitación en edificios existentes, incluso las reformas en viviendas habitadas, podría ser un estímulo para el sector.

Reforma y rehabilitación

La evolución de las empresas instaladores es el reflejo terrible de lo anterior. Por citar un ejemplo, FEGiCAT (Federación de Gremios de Instaladores de Cataluña) indicaba a principios de mayo que “el 83 % de empresarios afiliados declaran que solo podrán mantener sus negocios en la situación actual, un máximo de dos meses más”. Esperemos que el levantamiento de la suspensión de actividades de rehabilitación en edificios existentes, incluyendo las obras y reformas en viviendas habitadas, sirva para paliar la angustiosa situación del colectivo instalador, que ya ha interiorizado en su gran mayoría las medidas adecuadas de higiene y la distancia mínima de seguridad de dos metros entre personas.

El valor de la cooperación

No obstante lo anterior, hay que resaltar la fortaleza y capacidad de adaptación de los actores del mercado, que aprendieron de crisis anteriores, como la recesión iniciada en 2008. Por ello, quiero dar un mensaje positivo final dentro del enorme mar de dificultades al que se enfrenta toda la cadena de valor del sector de material eléctrico, que saldrá adelante si es capaz de poner en marcha acciones colaborativas para afrontar esta crisis. Esta pandemia nos ha enseñado el valor de la cooperación y la unión.

“No hay salvación individual”, como ha afirmado recientemente en un foro virtual Luis Collado, presidente de AECIM y miembro de la junta directiva de ADIME. Me quedo con eso.

#EsteVirusLoParamosUnidos

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