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Factura eléctrica por horas, un tejemaneje de cuidado

Por Miguel Ángel Jiménez

El pasado 1 de octubre entró en vigor la nueva tarifa eléctrica por horas, una invención sin duda creativa, cuando menos peculiar, del actual Gobierno, que forma parte del paquete de medidas de la reforma eléctrica que, se suponía, iba a conseguir abaratar el precio de la energía eléctrica en un país, España, que es el cuarto de Europa donde la electricidad es más cara. No obstante, este sistema presenta numerosos inconvenientes y ofrece dudas razonables a cualquier persona sensata.

En primer lugar, este nuevo modelo de factura por horas requiere que el usuario disponga de un contador inteligente que, además, esté integrado en el sistema de telegestión de la compañía eléctrica. A finales de 2014 se habían instalado cerca de 11,9 millones de este tipo de dispositivos, lo que representa un 43% del total; para más inri, alrededor de 2 millones de estos contadores no estaban conectados a la red de telemedida, lo que de facto anula esa capacidad de telegestión. Por tanto, se ha implantado un sistema que, a día de hoy, sólo llega a poco más del 40% de los ciudadanos.

Un contador cuyo alquiler, además, es más caro que el anterior equipo con que contaban los usuarios, un pequeño pellizco que multiplicado por millones de usuarios se convierte en cifras muy respetables.

Además, cosa chocante, en muchas comunidades de propietarios el usuario no tiene acceso al cuarto de contadores, al que sólo pueden entrar los operarios y técnicos de las compañías eléctricas, por lo que se torna difícil poder ver en el propio contador cuándo uno está consumiendo más o cuándo puedes encender los electrodomésticos que consumen más.

Se supone que el consumidor va a poder comprobar el precio exacto de la electricidad desde el día anterior a través de la web de Red Eléctrica de España (REE), e incluso podrá consultar por Internet en el momento que desee esos precios.  ¿Se imaginan ustedes modificar sus hábitos de vida para tener un ahorro, que al decir de diversos expertos, sólo llegará a un pocos céntimos de euro? A mí me cuesta pensar que muchos de nosotros, no digamos ya colectivos como personas de la tercera edad, con escasa destreza en nuevas tecnologías y uso de Internet, vayan a estar consultado online cada día los precios de la electricidad.

¿Y qué ocurre con los electrodomésticos que por fuerza están en funcionamiento las 24 horas del día, como frigoríficos y refrigeradores?, ¿y qué pasa con aquellos aparatos que encendemos porque están vinculados a pautas horarias difíciles de cambiar? Léase el microondas o la vitrocerámica a la hora de las comidas o cenas, la televisión, porque el tiempo de ocio es a unas determinadas franjas horarias, o la gente que trabaja en casa con el ordenador. Algunas mentes pensantes, se supone que sensatas, recomiendan poner la lavadora o el lavavajillas a las tres o cuatro de la madrugada. Si el ahorro será de unos céntimos, creo que la convivencia vecinal agradecerá que a esas horas el silencio presida las comunidades de vecinos.

Además, la capacidad de ahorrar del consumidor se encuentra bastante limitada porque aquella parte de la factura eléctrica que depende del consumo es poco más de un tercio del recibo de la luz; merced a otra reforma del Gobierno acometida a principios de 2014, el peso de la parte fija de la factura (la potencia contratada) y los impuestos ha aumentado respecto a la variable del consumo. Es más, las personas con hábitos poco interiorizados de ahorro energético, o empresas grandes consumidoras de energía, salen beneficiadas de esta medida ya que el componente del consumo pierde relevancia a la hora de computar el gasto.

De todo esto se deduce que lo que intenta el Ejecutivo con esta tarificación por horas es trasladar a los ciudadanos –a los consumidores–, el problema de un sistema eléctrico mal definido, que premia los intereses de las grandes compañías y que castiga la eficiencia y el ahorro energéticos. Uno puede ser responsable de sus pautas de consumo y hábitos de ahorro, pero al menos que nos faciliten las cosas y no nos pongan dificultades y obstáculos que nos disuadan.

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