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Transición energética sostenible: cambios disruptivos en tecnologías y modelos de consumo

Por Juanjo Catalán

En mi anterior artículo decía que necesitábamos crecer con inteligencia para salvar el planeta; en este colapso planetario que estamos viviendo, la tecnología puede actuar como verdugo y a la vez salvadora de nuestro futuro. En este post destacaba la importancia de despertar vocaciones STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) entre las nuevas generaciones ya que la suma de este nuevo talento tecnológico y una mayor conciencia ecológica de los jóvenes es una de las mayores esperanzas que tenemos para salvar nuestro planeta. Es preciso una transición energética sostenible.

Estamos sobrepasando los riesgos a los que sometemos a la Biodiversidad. El aumento de los gases de efecto invernadero, los límites de los vertederos sólidos o la contaminación de las aguas son señales que muestran que se han excedido los límites del sistema económico y medioambiental.

El actual crecimiento nos lleva al colapso. Si hay crecimiento, este debe ser inteligente y comedido. Tenemos que consumir solo aquello que necesitamos, con los recursos que se tienen sin sobrepasar límites peligrosos. El concepto de crecer para obtener bienestar ha sido un modelo que ha funcionado bien hasta los años 70 del siglo pasado, cuando todavía hacer crecer la economía tenía incidencia en la mejora del bienestar. A partir de los años 80, el modelo ha entrado en una fase de bienestar ineficiente, con una economía que se engorda sin sentido, produciendo bienes que no se necesitan.

La biodiversidad está en peligro. El crecimiento ha de ser sostenible.
Con la biodiversidad en peligro, será necesario acompañar este nuevo talento tecnológico-ecológico con mayores metas en eficiencia a todos los niveles: energético, hídrico y de materias primas.

El incremento de la productividad debe ser un vector de conversión a una transición energética sostenible, que requiere una gestión inteligente y responsable para no cometer errores del pasado que nos lleve a nuevos aumentos del consumo. Pasó con el carbón, con la invención de la máquina de vapor. El resultado fue cuanto más eficiente era la máquina, más carbón se consumía en el país. Por esta razón, la transición tecnológica energética debe ir acompañada de un cambio en los modelos de consumo, evitando probables efectos rebote.

Talento STEM al servicio de 5 tecnologías disruptivas

Para hacer el camino de la transición energética planteo cinco tecnologías disruptivas que aportan un crecimiento inmenso de la productividad:

  • Energías renovables.
  • Electrificación de transporte y movilidad.
  • Bomba de calor y baterías en la descarbonización de edificios nuevos y rehabilitados.
  • Inteligencia artificial (IA).
  • Y, por último y muy importante, aunque todavía este en estado embrionario, la fusión del átomo.

Todas estas tecnologías también a su vez necesitan materias primas, como entre otras las conocidas como “tierras raras”, por lo que se deberá hacer un uso muy eficiente de las mismas. Además, para evitar el efecto rebote, debemos aplicar una contención fiscal, penalizando el uso de determinadas materias primas y despenalizar todo aquello que provenga de la aplicación de la inteligencia y la racionalidad en prevención de la biodiversidad. Un ejemplo lo tenemos en las tasas de CO2, penalizando el uso de hidrocarburos. En consecuencia, la industria y la economía actuarán con una máxima de eficiencia integral.

Esta transición va más allá de ser energética para alcanzar el objetivo de preservar la biodiversidad. Estos cambios destruirán sin duda puestos de trabajo vinculados a los hidrocarburos o al sector de la auto­mo­ción y crearán otros, como todos aquellos vinculados a la IA. Nacerán nuevos oficios derivados del desarrollo de las disciplinas STEM, cosa que implicará una gran labor de formación y adaptación. Pero el gran error es pensar, como hasta ahora, que, si no crecemos en consumo, no se crearán puestos de trabajo, que no habrá bastante trabajo para todo el mundo. Tenemos todos por delante la responsabilidad y tarea de regenerar el planeta.

Las capacidades STEM son aplicables a cualquier sector productivo, como por ejemplo en sector de la alimentación, donde la investigación y evolución de la biotecnología está permitiendo descubrir nuevas proteínas de origen no animal y nuevos superalimentos, que podrían resolver el dilema de la nutrición mundial.

En el plano energético, cabe destacar las tecnologías digitales de almacenamiento y generación de energía y la inteligencia artificial. Estas tecnologías tienen un gran potencial en el sector de las energías renovables ya que pueden mejorar el detalle y la precisión de su generación y consumo a través del análisis y monitoreo de los datos recopilados por los sensores en tiempo real. La previsión es fundamental para evitar la incertidumbre y la variabilidad de la generación de energía renovable, especialmente para las energías eólica y solar. En suma, la industria 4.0, y también ya 5.0, pueden contribuir técnicamente a la adopción de un sistema de energía renovable que proporcione flexibilidad, y que mejore la trazabilidad. Así se incrementará la eficiencia y se reducirá el consumo.

Escenario de tecnologías que se aplicarán en el año 2025
Perspectivas de penetración de las principales tecnologías protagonistas del nuevo escenario energético.

Los perfiles y competencias demandadas de la transición energética

La ampliación del mercado tradicional a un mercado de generación distribuida amplía la necesidad de gestionar los flujos de energía mediante las tecnologías digitales. Así pues, otra de las grandes tendencias recogida es la digitalización en el sector. En esta línea, apuntan a la tecnología blockchain como instrumento de futuro para certificar de forma segura el origen y la trazabilidad de la energía. Asimismo, entre otras aportaciones, blockchain ofrece una mayor transparencia al consumidor en el proceso de compra y venta de energía limpia.

Ante los cambios tecnológicos de la Revolución 4.0, y también 5.0. Los perfiles más demandados son aquellos que poseen una base tecnológica fuerte. Ingenieros, analistas de datos, matemáticos y estadísticos. Hablamos de un sector con la presencia de grandes proyectos disruptivos que requieren de equipos de profesionales altamente cualificados. Más allá́ de una cúpula directiva con visión innovadora y tecnológica, con la coexistencia de trabajadores con perfiles medios, donde la especialización a través de la formación profesional tiene un amplio recorrido.

Los estudios reglados actuales no vienen con el conjunto de habilidades necesarias para hacer frente a la revolución que se está́ produciendo en el sector energético. Las bases actuales del conocimiento en energía no son suficientes ante la revolución de las energías renovables y la sostenibilidad ambiental.

Especial importancia tendrán el desarrollo de las disciplinas que creen nuevos investigadores principalmente en el campo de las biotecnologías y la física. Precisamente, en esto último se concentra una buena parte de nuestras esperanzas en el campo de la fusión nuclear que he definido como una de las cinco tecnologías disruptivas.

la investigación en el campo de la física será fundamental para hallar nuevos materiales.
La investigación en los campos de la física y la bioingeniería serán fundamentales para descubrir nuevos materiales y recursos.

Quinta tecnología disruptiva: la fusión del átomo

La fusión del átomo constituye una fuente de energía casi inagotable para un futuro aún lejano. Las estrellas crean inmensas cantidades de energía mediante la fusión de núcleos atómicos. ¿Y si pudiésemos hacer lo mismo aquí en la Tierra y generar una energía formidable, inagotable y limpia? En diciembre de 2022 se dio el primer paso, pero el proceso es muy complejo.

Los expertos prevén para 2035 su avance definitivo. La fusión y la fisión nuclear comparten apellido, pero son dos fuentes de energía bastante diferentes. La segunda, la que alimenta las centrales nucleares que tenemos actualmente en uso en el planeta, es una fuente de energía que no genera emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Sin embargo, sí genera residuos inestables, algunos de los cuales son radiactivos durante millones de años. La fusión, por otro lado, no crea ningún desecho nuclear radiactivo de larga duración.

La carrera de la fusión nuclear es lenta y está plagada de desafíos científicos y tecnológicos. Los hitos alcanzados hoy fueron diseñados y concebidos hace décadas, por lo que es imposible estimar cuándo la fusión dejará de ser un experimento para convertirse en una fuente de energía útil para la humanidad.

Como me despido siempre. A todos los que todo esto os interesa, os espero en mis próximos artículos en los describiré algunos de los nuevos perfiles profesionales que ya se están creando como vanguardia de la transición al nuevo modelo energético. ¡Hasta pronto!

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