"Este es un día increíblemente difícil para todos en Northvolt. Nos propusimos construir algo innovador, impulsar un cambio real en la industria de baterías y acelerar la transición hacia un futuro verde y sostenible", lamenta Tom Johnstone, presidente interino del Consejo de Administración de Northvolt.
“Tras un esfuerzo exhaustivo para explorar todos los medios disponibles para asegurar un futuro financiero y operativo viable para la empresa, el Consejo de Administración de Northvolt AB anunció que se ha declarado en quiebra en Suecia”, comienza el comunicado emitido por el propio fabricante europeo de baterías para vehículos eléctricos.
La noticia, en un contexto de crisis para la movilidad eléctrica, supone también un duro golpe para el Viejo Continente que ve naufragar a un gigante capaz de competir con fabricantes asiáticos, especialmente los chinos CATL y BYD.
Tom Johnstone, presidente interino del Consejo de Administración de Northvolt, lamentó la situación: “Este es un día increíblemente difícil para todos en Northvolt. Nos propusimos construir algo innovador, impulsar un cambio real en la industria de baterías y acelerar la transición hacia un futuro verde y sostenible”.
No obstante, destacó algunos logros recientes de la compañía, incluyendo la duplicación de la producción en su planta de Skellefteå y la reducción de su salida de efectivo operativa en un 55 %. “Hemos llegado muy lejos y estamos comenzando a ver los resultados reales de nuestro trabajo”, aseguró. Unos avances que han llegado demasiado tarde para evitar la quiebra.
“Este es un día increíblemente difícil para nosotros”
Tom Johnstone, presidente interino del Consejo de Administración de Northvolt.
Los motivos que llevan a la quiebra a Northvolt en Suecia
La decisión, tomada por el Consejo de Administración, responde a un contexto en el que la compañía se ha visto afectada por diversos factores que la han hecho deteriorar su posición financiera.
Entre otros, señalan el aumento de los costos de capital, la inestabilidad geopolítica, las interrupciones en la cadena de suministro o los cambios en la demanda del mercado. A ellos, se suman una serie de desafíos internos en la escalada de producción, algunos previstos dada la complejidad del sector, y otros inesperados para la organización.
“A pesar de haber explorado todas las opciones disponibles para negociar y ejecutar una reestructuración financiera, incluida una reorganización bajo el Capítulo 11 en Estados Unidos, y de haber contado con el apoyo de nuestros prestamistas y contrapartes clave, la empresa no pudo asegurar las condiciones financieras necesarias para continuar en su forma actual”, detalla Northvolt en su nota de prensa.
La decisión sobre las filiales alemana y norteamericana
Después de presentar la quiebra ante un tribunal de Estocolmo, un administrador judicial será el encargado de supervisar el proceso. Este incluirá la venta del negocio y de sus activos, así como la liquidación de sus obligaciones pendientes. En este sentido, Northvolt ha propuesto a Mikael Kubu como administrador del proceso.
Este procedimiento de insolvencia afecta a las entidades Northvolt AB, Northvolt Ett AB, Northvolt Labs AB, Northvolt Revolt AB y Northvolt Systems AB. Sin embargo, las filiales Northvolt Alemania y Northvolt Norteamérica no han presentado declaración de quiebra en sus respectivas jurisdicciones, por lo que su futuro queda en manos del administrador judicial en Suecia.
A medida que avance el proceso, el mencionado administrador será el encargado de determinar el futuro de la compañía, incluyendo sus tecnologías e instalaciones de producción. La empresa ha asegurado que continuará colaborando con autoridades, sindicatos y socios para brindar apoyo a sus empleados y partes interesadas durante esta transición.
Crónica de un colapso anunciado
Fundada en 2016, Northvolt fue contemplada como una gran esperanza europea para reducir su dependencia con China en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos. La compañía atrajo inversiones significativas, acumulando más de 10.000 millones de dólares en capital, deuda y financiación pública. Entre sus mayores accionistas figuraban empresas de la talla de Volkswagen (21 %) y Goldman Sachs (19 %).
Sin embargo, la situación se complicó en los últimos meses para la empresa. Con el objetivo de evitar que la firma trasladara su producción a Estados Unidos, la Comisión Europea aprobó a principios de 2024 una financiación de 902 millones de euros para Northvolt, pero esta no logró estabilizarse.
Por otro lado, pactó unos 5.000 millones de dólares en un préstamo verde para aumentar su capacidad productiva, pero fue cancelado. Más adelante, en junio de 2024, BMW anuló un contrato valorado en 2.000 millones de euros y en el mes de septiembre de ese mismo año trató de reducir costes con el despido de unos 1.600 empleados. Una medida que no fue suficiente para frenar la crisis financiera.
Ya en diciembre, la compañía solicitó la protección por bancarrota bajo el Capítulo 11 en Estados Unidos, buscando tiempo para reestructurarse y asegurar nuevas fuentes de financiación, según informó la televisión pública sueca SVT. Pero la situación continuó deteriorándose hasta la declaración oficial de insolvencia en Suecia.
Tal y como recogen documentos oficiales que se presentaron en Estados Unidos, Northvolt acumulaba una deuda que superaba los 8.000 millones de dólares y, para marzo de este 2025, no ha sido capaz de hacer frente a un pago de 200 millones de coronas suecas (18,2 millones de euros) en impuestos a la Agencia Tributaria del país europeo.
Scania, interesado en adquirir parte del negocio
Según informa Reuters, Scania se interesó en adquirir parte del negocio de Northvolt y en febrero de este 2025 había acordado comprar la unidad Northvolt Industrial por unos 6 millones de euros, asumiendo además su deuda y pasivos. No obstante, tras la declaración de bancarrota el acuerdo queda paralizado.