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Sistema CAE

¿Qué falla en el Sistema CAE?

Por Sara PortilloRedactora del Área de Material Eléctrico

Hace unos meses elaboré el reportaje ‘CAEs, un sistema prometedor y desconocido’ para el Área de Material Eléctrico de C de Comunicación. Un título que, lamentablemente, sigue siendo más llamativo de lo que me gustaría.

“Se está especulando mucho, hay ruido y las personas han oído hablar de que los CAEs les pueden dar dinero por ahorro energético, pero no tienen claro cómo funciona”, me comentaba entonces Rafael Leiva, ingeniero y director de la consultoría i2SER.

Me sorprende comprobar cómo, a pesar de los esfuerzos de divulgación de diferentes organizaciones, persiste un profundo desconocimiento en torno al Sistema CAE. Al menos, es algo que se evidenció en la segunda de las tres jornadas FENIE Pro: rumbo a la electrificación celebrada en Badajoz.

Los instaladores presentes no reconocían el potencial de este sistema, una herramienta clave para incentivar el ahorro energético y generarles ingresos. Y esto es algo que limita su aprovechamiento. Me atrevería a decir que esta falta de familiaridad es algo que se puede extender a muchos otros profesionales.

Los asistentes de ‘FENIE Pro: rumbo a la electrificación’ (Badajoz) se mostraron muy participativos.

Sistema CAE, técnico y abstracto

Pero, ¿por qué sucede esto? El Sistema CAE aterrizó en el mercado español en 2023, y ya venía con algo de retraso en comparación con otros países europeos. Su implementación trajo consigo la adopción de términos como Sujeto Obligado, Sujeto Delegado, propietario del ahorro energético, coordinador nacional, verificador del ahorro energético, actuaciones estandarizadas o actuaciones singulares.

El MITECO describe CAE como: “Un documento electrónico que garantiza que, tras llevar a cabo una actuación de eficiencia energética, se ha conseguido un nuevo ahorro de energía final equivalente a 1 kWh. De esta forma, si se acomete una actuación que implica un nuevo ahorro anual de 500 kWh, se podrán obtener 500 CAE”.

Un vocabulario técnico que sigue “sonando a chino” para quienes son una pieza crucial del engranaje: los instaladores. Entonces, ¿qué falla en el Sistema CAE? ¿Por qué no termina de penetrar en el colectivo de instaladores profesionales? Me tomo la libertad de ejemplificar con mi propia experiencia para tratar de llegar a alguna conclusión.

Hace nueve meses que entré en el sector, de la mano del Área de Material Eléctrico de C de Comunicación. Mi onboarding tuvo como escenario la feria Genera, donde tuve mi primera toma de contacto con el Sistema CAE. Fue cuando Montse Lavilla, directora de marketing de SotySolar, lo trató durante la ‘Jornada de Autoconsumo y Comunidades Energéticas’.

No lo voy a negar, fue un concepto difícil de digerir, a pesar de lo bien que fue explicado. Si para alguien como yo, cuya labor diaria es investigar, analizar y redactar sobre estos temas, este sistema resultaba inicialmente abstracto, ¿cómo no iba a serlo para un instalador cuyo día a día está completamente volcado en su trabajo?

Aquí es donde radica uno de los principales problemas. ¿Cómo puede alguien que no tiene tiempo para sumergirse en estudios técnicos o reportajes especializados, comprender algo tan complejo?

Es por esto que iniciativas como las jornadas FENIE Pro: rumbo a la electrificación son vitales. Nos permiten conocer la realidad del sector desde el terreno, la realidad de los instaladores profesionales. Y la realidad es que muchos de ellos aún no comprenden bien en qué consiste el Sistema CAE, ni por qué puede suponerles una oportunidad de negocio.

Y ojo, su importancia no se limita solo a beneficios económicos. El éxito de este sistema es esencial para alcanzar los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Su correcta implementación puede marcar una gran diferencia en términos de eficiencia energética a nivel nacional.

Hace falta más

Por el momento, han proliferado numerosos proyectos, como la primera edición del curso ‘Certificados de Ahorro Energético – CAEs’, organizado por ENERCLUB y ANESE; la alianza entre FENIE y Feníe Energía para canalizar los CAEs de empresas instaladoras; o la Ruta CAE, impulsada por A3E en colaboración con la Administración.

También se ha ampliado el catálogo de medidas de eficiencia energética del MITECO, que ahora cuenta con 114 fichas para actuaciones estandarizadas. Incluso ha nacido la Asociación Nacional de Sujetos Delegados.

Mesas de debate, jornadas profesionales, cursos… Parece que no es suficiente. Y no se trata de buscar culpables, sino soluciones. ¿Cómo logramos acercar el Sistema CAE a los instaladores? Esa es la pregunta clave.

Porque sin ellos, esta herramienta tan poderosa no llegará a cumplir su verdadero potencial. Y sin ellos, los grandes planes para la eficiencia energética quedarán en el aire, como tantas otras buenas intenciones.

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