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Misión: ¡salvar La Tierra!

Por Juanjo Catalán

La Tierra “devora” cada vez más rápido sus recursos naturales debido a un consumo de la humanidad equivalente a 1,75 planetas, mientras que la capacidad de sus ecosistemas para regenerarlos se agota antes cada año, advierten expertos ambientales de contrastada autoridad.

En línea con mi anterior artículo El Cambio Climático ya es pasado, donde comenzaba por decir que estamos en emergencia climática, este año el 29 de julio fue el día en que llegamos a agotar el presupuesto disponible de los recursos naturales que provee el planeta a lo largo de todo un año. Ese día es conocido universalmente como “Earth Overshoot Day”, una fecha variable, que, por desgracia, se adelanta cada año al coincidir con el momento en el que la demanda cada vez mayor a nivel mundial de recursos naturales sobrepasa o agota lo que los ecosistemas pueden regenerar.

La sobreexplotación a partir de ahora será a cuenta de una deuda ecológica creciente y de efectos imprevisibles para la supervivencia de las nuevas generaciones.

¡Alarma! La Tierra en números rojos

Según datos de Global Footprint Network, un centro de investigación internacional que evalúa los recursos del planeta que consumimos en nuestro desarrollo actual, la población mundial aumenta cada año. Consumimos más recursos naturales de los que el planeta es capaz de regenerar o renovar cada año. Y las emisiones de dióxido de carbono superan la capacidad de secuestro y absorción de los bosques. Por eso, el déficit ecológico crece año tras año.

La investigación del Global Footprint Network concluye que la humanidad ha consumido ya, en los 210 primeros días del año, los recursos y servicios ambientales que tenía a su disposición sin comprometer la capacidad de regeneración de estos. El 29 de julio se ha convertido en la fecha en que la demanda y la presión anual sobre la naturaleza supera ya la capacidad de los ecosistemas para poder regenerarse este mismo año. Es decir, al ritmo de consumo actual, para saciar el actual apetito de recursos, necesitaríamos el equivalente a 1,75 planetas.

Esta sobreexplotación es posible porque estamos agotando el capital de nuestro planeta y comprometiendo aún más su futura capacidad de regenerarse. Es como si ganamos 1.000 euros al mes y nos gastamos 1.750. Vamos incrementando la deuda; pero las consecuencias son imprevisibles y, además, las pagarán las futuras generaciones; o, mejor dicho, los jóvenes de hoy en día.

La innovación tecnológica puede paliar una parte importante del problema, pero es preciso no confiarlo todo a ella; también es necesaria una nueva educación del consumo que nos lleve a nuevos hábitos y formatos económicos que conviene acelerar con decisiones políticas y mecanismos que impulsen la trasformación necesaria.

Hace 30 años, el umbral de sobreexplotación se alcanzaba el 15 de octubre. Veinte años más tarde, el 30 de septiembre. Hace diez años, la fecha era el 15 de agosto. Y en 2019, el crédito de que disponía la humanidad se ha agotado antes de que acabara el mes de julio.

La tala de bosques, problema ecológico de primer orden
La tala de bosques sin control es uno de los grandes problemas ecológicos hoy en día.

El resultado es que mientras la extracción de minerales, la tala de bosques, la quema de combustibles fósiles y la ganadería intensiva, principalmente, configuran un estilo de vida que mide sus ganancias a corto plazo, los efectos negativos a largo plazo de este modelo son cada vez más evidentes y visibles, en forma de erosión del suelo, deforestación en amplias zonas del planeta, escasez de agua, pérdida de biodiversidad y acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera. Las consecuencias son también un cambio climático acompañado de sequías más severas, incendios forestales o huracanes.

Para que funcione nuestra economía actual, estamos tomando prestados de la Tierra los recursos futuros.

Mecanismos para ser más eficientes

Necesitamos crear una conciencia universal que permita comprender independientemente de nuestro estatus económico la repercusión que nuestro día a día tiene en el planeta.

Resulta que la gente empieza a preocuparse por el medio ambiente cuando ha satisfecho sus necesidades básicas; así, un nivel determinado de contaminación puede generar mucha preocupación en un país relativamente rico y con bajas diferencias sociales, pero el mismo problema tendrá una relevancia menor en un país en la que conseguir alimentar y ofrecer una vivienda digna a sus habitantes son cuestiones mucho más urgentes para su gobierno.

Educar y concienciar no es suficiente cuando nos enfrentamos a distintas realidades entre las personas y también entre los países; por ello, activar soluciones con mecanismos universales es fundamental para avanzar desde la perspectiva personal y local con efectos en lo global.

El mercado de permisos de contaminación

En la búsqueda de instrumentos que permitan que el mercado actúe con la mayor eficiencia, una buena solución puede ser el mercado de permisos de contaminación, que ya existe desde hace años pero que cabe potenciar de manera que influya mucho más en el consumo de las personas. En este mercado las empresas pueden comprar y vender derechos de emisión de una determinada cantidad de CO2 y GEI (Gases de Efecto Invernadero) u otros elementos contaminantes en el aire, agua y espacios a conservar, a partir de unas cuotas que tienen asignadas como límite.

Este mecanismo genera incentivos para que las empresas que pueden reducir sus emisiones a costes más bajos apliquen las técnicas más adecuadas para ello.

En conclusión, aplicar el principio de que “el que contamina paga” en toda la cadena del mercado desde el productor al consumidor, pero, sin duda, con un mayor impacto del alcanzado con las medidas aplicadas hasta ahora, aplicando una mayor presión impositiva a la producción con repercusión en el consumo.

Tendencias para liderar la transformación social y ambiental

Las propuestas para combatir la emergencia climática y el agotamiento de recursos del planeta se concentran en un cambio del modelo energético y del trasporte principalmente y se distribuyen en ocho principales megatendencias:

1. Alimentación con menos carne

La ganadería es responsable del 18 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, según la FAO (producen emisiones de metano por la digestión de los rumiantes y óxido nitroso por el estiércol, entre otras). El consumo de carne aumenta a medida que crecen los ingresos de las personas; pero si no se frena esa tendencia, no será posible vencer el calentamiento.

Tendencia: El sucedáneo vegetal penetra con fuerza en el mercado.

Consumo de productos vegetales
Crece la tendencia del consumo de productos y sucedáneos vegetales en todo el mundo.

2. Energías renovables

La megatendencia más desarrollada es la revolución de la energía renovable. En Europa, desde 2010, la nueva potencia instalada en el sector de las renovables ha sido superior a la de las fuentes convencionales.

El precio de la electricidad producida saldrá de media a 20,5 dólares/MWh (17,4 euros/MWh), lo que contrasta con su precio mayorista en España (70 euros el MWh). Los costes de producción de los paneles solares y de las turbinas eólicas se han desplomado.

En muchas partes del mundo la renovable ya es la electricidad más barata disponible; otra cosa es cómo se gestiona ese sistema de producción. En España, el modo o tecnología de producción eléctrica más caro asigna el precio a toda la electricidad producida.

El precio de la energía eléctrica a partir de energías renovables está bajando de forma rápida.

Tendencia: Los costes de producción de las Energías Renovables no paran de disminuir.

3. Electrificación de la economía

Los expertos reclaman medidas para acelerar la transición energética, como poner un precio disuasivo a las emisiones de carbono en las térmicas (25 euros la tonelada de CO2 emitida). Si la Unión Europea quiere alcanzar la meta de descarbonizar la economía para el año 2050, eso es incompatible con mantener el carbón y el gas, pues ambos emiten CO2.

El Clean Energy Package o el paquete de energía limpia de la Unión Europea. Es todavía un concepto muy novedoso, pero que sin duda va a tener una transcendencia fundamental en el sector eléctrico en los próximos años.

La tan nombrada transición energética supone descarbonizar la economía en favor de la sostenibilidad ecológica a través de, sobre todo, la electrificación de la energía; el crecimiento económico requiere de un incremento del consumo energético que inexorablemente pasa por ser eléctrico de origen renovable.

Tendencia: Nuevas comunidades energéticas con un papel muy activo del nuevo consumidor-productor, o “Prosumer”, informado a través de un buen uso de los datos y protagonista en la nueva gestión activa de la demanda.

4. Eficiencia en la edificación

Tan importante como lograr un modelo energético más verde es reducir la demanda y mejorar la eficiencia energética.

El 97 % de los edificios en España tienen una certificación energética insuficiente, con categorías energéticas por encima de la B, con un 50 % de las casas sin aislamientos adecuados.

Tendencia: A partir de este año el Código Técnico de la Edificación (CTE) marcará el paso a la construcción de edificios de consumo de energía casi cero (“nZEB”, siglas en inglés).

5. El avance del vehículo eléctrico

El coche eléctrico es una respuesta eficaz a un sistema de transporte basado en los combustibles fósiles, cuyas emisiones suponen el 27 % en la Unión Europea, y están creciendo los últimos tres años (sin llegar al pico de 2007).

Es una solución a la polución urbana y ofrece otras ventajas. Es tres veces más eficiente por kilómetro recorrido que el coche convencional, con un mix energético limpio. En España, el 60 % de la electricidad no genera gases invernadero (un 40 % son renovables, y el 20 % nuclear).

Crecimiento de la movilidad eléctrica frente al transporte basado en combustibles fósiles.
El vehículo eléctrico se erige en una alternativa cada vez más eficaz a los medios de transporte basados en combustibles fósiles.

Todo son ventajas porque actúa como estabilizador de la red, siempre que se recargue en horas de consumo valle.

Tendencia: Las nuevas tecnologías V2G (vehículo a la red) permitirán que su batería pueda inyectar electricidad a la red en el momento que el sistema lo requiera

6. Las nuevas baterías

Las baterías son clave tanto para los vehículos eléctricos como para almacenar energía de origen fotovoltaica cuando el sol se pone o el viento deja de soplar. Son vitales para que las energías renovables alcancen su máximo potencial en el futuro.

En este momento, está siendo decisiva la reducción de los precios de las baterías de iones de litio, que se estima en un 75 % en los últimos seis años.

Tendencia: Las expectativas se centran en el desarrollo de las redes eléctricas inteligentes. Un millón de vehículos eléctricos pequeños equivalen a la potencia de 3.000 MW de bombeo hidroeléctrico.

7. Gestión forestal y Bioeconomía

Revertir la actual tendencia a la deforestación en muchos países y plantar nuevos árboles es, en teoría, una de las formas más baratas y rápidas de reducir las emisiones de carbono.

Hay un gran margen de mejora teniendo en cuenta que las políticas de protección de los bosques están infrafinanciadas, en relación con las inversiones en deforestación (aceite de palma, soja, carne de res, madera).

revertir la actual tendencia a la deforestación.
Es preciso revertir la actual tendencia a la deforestación a nivel mundial.

Tendencia: El desarrollo de las ciencias forestales y biológicas ofrece oportunidades sin precedentes para sustituir productos derivados del petróleo como plásticos, textiles o electrónicos por productos de origen forestal. Una gran parte del futuro de la industria de la edificación pasa por la madera.

8. Economía Circular

Ya abordada en el anterior post, cada vez más empresas se posicionan como “empresas verdes” situando la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en su ADN empresarial. Cada vez se aplica más en las grandes corporaciones y la “corriente” se va extendiendo poco a poco entre las pymes.

Tendencia: El aumento de las tasas de emisión y la reducción de costes en materiales y una mejor respuesta de los consumidores impulsarán la competitividad de las empresas que apliquen la economía circular en sus procesos.

 Como me despido siempre. A todos los que estos datos les preocupan, os espero. ¡Hasta pronto!

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