La Guardia Civil atribuye a esta organización 103 delitos de robo por valor de 1,3 millones de euros. El grupo criminal sustraía el cobre de plantas fotovoltaicas y empresas ubicadas en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha. Los detenidos vendían el material robado a más del doble del precio por el que lo introducían en el cauce legal.
La Guardia Civil ha desarticulado una organización dedicada “al robo de cable de cobre en grandes cantidades” en las comunidades autónomas de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha. La operación ‘Esculano Copper 22’ se ha saldado con la detención de 23 personas, 13 de las cuales ya han ingresado en prisión.
La investigación se inició a principios del presente año, cuando en las provincias de Cádiz, Málaga, Sevilla y Jaén se detectaron varios robos con fuerza en plantas fotovoltaicas, instalaciones de generación eléctrica y empresas que necesitan de grandes cantidades de cable de cobre para desempeñar su actividad industrial.
Estos robos paralizaban las cadenas de producción de las empresas afectadas, así como las plantas de generación eléctrica, llegando, incluso, a dejar a varias poblaciones sin alumbrado durante días, explica la Guardia Civil.
Durante la operación, los agentes han realizado 16 registros en las localidades sevillanas de Guillena, Camas y Sevilla capital en los que se han recuperado 3,2 toneladas de cable de cobre, múltiples herramientas específicas para el robo de este material y maquinaria especializada en el tratamiento del cobre, entre otros enseres.
Algunas de las herramientas utilizadas por los detenidos para cometer los robos. Fuente: Guardia Civil.
Una organización muy estructurada
Según la Guardia Civil, la organización criminal, conformada por varias familias procedentes de países de Europa del Este, estaba “perfectamente estructurada y jerarquizada”. Un grupo se dedicaba a cometer los robos, mientras otro regentaba desguaces o chatarrerías donde se compraba el cobre robado.
Posteriormente lo introducían en el mercado legal a través de una empresa de recuperación de metales y residuos ubicada en Guillena (Sevilla), revendiendo el cobre a más del doble del precio por el que lo ‘compraban’.
Todo el entramado, asentado en Sevilla capital y poblaciones cercanas, realizaba al menos un robo a la semana, no dudaba en desplazarse hasta 700 kilómetros ni tampoco en robar varias veces en una misma empresa o instalación. De hecho, una patrulla de la Guardia Civil sorprendió a la organización robando en una planta fotovoltaica de Villacarrillo (Jaén), obligándoles a huir sin el botín; una semana más tarde los delincuentes volvieron para consumar el robo.
Los investigadores han esclarecido hasta la fecha un total de 103 delitos de robo cometidos por valor de 1,3 millones de euros, aunque la mitad de esa cuantía corresponde a los daños provocados durante la sustracción del cobre.
