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Smarkia tendencias 2025

El futuro de la eficiencia energética: las siete tendencias para 2025 que plantea Smarkia

Por C de Comunicación
Estas tendencias "serán fundamentales para avanzar hacia una mayor eficiencia energética, desempeñando un papel clave en la transformación hacia un modelo más sostenible, competitivo y resiliente", explican.

Smarkia, compañía especializada en soluciones de gestión y optimización de la energía basadas en Inteligencia Artificial, ha analizado el sector y destaca algunas de las tendencias clave que marcarán los avances en materia de eficiencia energética en 2025.

La compañía explica que la energía, uno de los ejes centrales del desarrollo global, continuará enfrentando durante este nuevo año los desafíos de reducir su impacto ambiental y garantizar la competitividad económica. Aquí, la eficiencia energética “será uno de los pilares esenciales”.

Así queda reflejado, además, en la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2025-2030, el cual ha aumentado los objetivos de eficiencia energética al 43 % para 2030.

Por su parte, el ‘Informe Dragui’, encargado por la Comisión Europea, ha puesto el foco en algunas medidas necesarias para el sector, como el refuerzo del almacenamiento o el impulso de la flexibilidad de la demanda, entre otras; unas soluciones que sugieren que el próximo año será clave para avanzar en materia de eficiencia energética.

Las siete tendencias para 2025 que plantea Smarkia

En este nuevo año, las tendencias que plantea Smarkia “serán fundamentales para avanzar hacia una mayor eficiencia energética, desempeñando un papel clave en la transformación hacia un modelo más sostenible, competitivo y resiliente”, explican.

Tecnologías como la IA harán que el sector esté mejor posicionado y mejor preparado para afrontar desafíos como la descarbonización, intermitencia y optimización, sin comprometer la seguridad de los sistemas y el confort de los usuarios.

Asimismo, los avances en innovación y la colaboración público-privada, serán esenciales para impulsar la inversión y legislación necesarias que garanticen la consecución de los objetivos climáticos.

1.- Uso de Inteligencia Artificial

Al igual que en otros ámbitos, la Inteligencia Artificial (IA) seguirá siendo clave en el sector, con un impacto transversal que transformará la manera en la que afrontamos los retos de eficiencia energética.

Su capacidad para el análisis de datos y la predicción de la demanda energética, así como para la optimización de redes inteligentes, entre otras aplicaciones, permitirán una mayor facilidad en la toma de decisiones por parte de las empresas.

Además, su utilidad para automatizar procesos y detectar ineficiencias convierten a la IA en un pilar fundamental que, al integrarse con otras tecnologías, amplifica su alcance en la transformación del sector energético.

Sin embargo, pese a su enorme utilidad, aún hay reticencias en el sector a su implantación pues, según el estudio EnergIAbySmarkia, realizado por GFK, solo el 9% de las empresas aprovecha su potencial; cifras que sugieren que todavía queda mucho camino por recorrer y 2025 será un año clave para ello.

2.- Certificados de Ahorro Energético (CAEs)

Los CAEs, que permiten monetizar el ahorro energético a través de la adopción de medidas de mejora de la eficiencia energética, se consolidan como motores de reindustrialización y aliados en el cumplimiento de objetivos climáticos. Así, se posicionan como una inversión imprescindible en la transición hacia un modelo energético más eficiente y competitivo.

Según la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Energéticos (ANESE), solo en el primer semestre de 2024 se presentaron hasta 90 solicitudes de expediente CAE, lo que corresponde a un total de ahorro de energía solicitada de 290,67 Gwh.

Con estos datos como referencia, 2025 se revela como un año clave. Aquellas empresas que ya los utilizan tendrán la oportunidad de intensificar su apuesta para maximizar beneficios. Las que aún no los han adoptado intentarán aprovechar esta herramienta estratégica antes de que finalice su vigencia, en 2030.

3.- Mercados de flexibilidad

Actualmente, los mercados de flexibilidad energética tienen la posibilidad de situarse como un pilar determinante en 2025, dado el creciente desafío de equilibrar los niveles de oferta y demanda de energía

Para ello, eso sí, será esencial facilitar ajustes que permitan que los consumidores cedan el excedente de energía a la red a cambio de incentivos económicos, un proceso en el que la IA también jugará un papel protagonista.

Aunque se han dado pasos importantes en el marco europeo, España carece aún de una normativa consolidada en este ámbito. Por ello, el próximo año se perfila como un punto de inflexión para impulsar su despegue definitivo, promoviendo su integración en el sistema energético y un modelo más dinámico y sostenible.

4.- Digitalización, análisis de datos y automatización

Estas tres herramientas, potenciadas por la IA, seguirán siendo tendencia, porque permiten recopilar y procesar grandes volúmenes de datos. Con esto ofrecen una visión detallada del consumo energético y detectando ineficiencias en tiempo real, lo que impulsa una gestión más precisa, económica y sostenible.

En este sentido, el sistema de gestión energética EMS está emergiendo como una solución clave. Se encarga de aglutinar todas esas herramientas para contribuir a alcanzar los objetivos net zero y avanzar en materia de descarbonización.

Sin embargo, tan solo un 25 % de las empresas está considerando inversiones en esta área, según el informe Verdantix Smart Innovators Industrial Energy Management Software. “Esta brecha refleja la necesidad de un mayor enfoque estratégico en tecnologías como el EMS, que son fundamentales para integrar soluciones sostenibles en la gestión energética y que sin duda despuntarán en 2025”, explican.

5.- Energías renovables y almacenamiento

Los avances en almacenamiento energético y la integración de energías renovables están resolviendo uno de los mayores desafíos de fuentes como la solar o la eólica: su intermitencia. 

Tecnologías como las baterías de ion-litio, el hidrógeno verde y sistemas avanzados como Grid Scale, que calculan la degradación de las baterías en cada uso, están permitiendo superar las barreras críticas del sector. Estas innovaciones garantizan un suministro constante, incluso en condiciones climáticas adversas, contribuyendo a la descarbonización y fomentando un modelo energético más autosuficiente y sostenible.

De cara a un 2025 en el que se espera batir nuevos récords de generación renovable, el (PNIEC) prevé un despliegue masivo de energías verdes con el objetivo de potenciar su valor estratégico y alcanzar un 81 % de generación renovable en 2030, equivalente a 160 GW de capacidad instalada.

Este avance irá acompañado de un desarrollo significativo en el almacenamiento energético, con una meta de 22 GW mediante baterías. Estas otorgarían al sistema eléctrico la flexibilidad necesaria para gestionar la alta penetración de energías limpias y asegurar su estabilidad.

6.- Modernización de infraestructuras y edificios inteligentes

Según un informe de Johnson Controls, solo el 13 % de las empresas cuenta con sistemas integrados para hacer de sus edificios espacios inteligentes que alcancen y regulen niveles de consumo energético óptimo.

“Cifras así evidencian una oportunidad clave para mejorar la eficiencia y la seguridad de las infraestructuras donde, de nuevo la #IA y plataformas de gestión energética como Smarkia, serán clave en 2025”, sostienen desde la compañía.

7.- Ciberseguridad

A medida que las infraestructuras y sistemas energéticos adoptan tecnologías avanzadas también aumentan los riesgos asociados a ciberataques. Es por ello por lo que los avances en ciberseguridad se revelan como esenciales y su desarrollo será clave en 2025.

De hecho, el ‘Global Cybersecurity Outlook 2024’, desarrollado por el Foro Económico Mundial, ya ha puesto sobre la mesa el gran impacto que van a tener las tecnologías emergentes en la seguridad de los sistemas energéticos. En este escenario, garantizar la protección de una industria tan estratégica como la energética pasa a ser una prioridad para evitar interrupciones en el suministro, proteger la integridad del sistema y salvaguardar la privacidad de los usuarios.

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