Pedro Romero se levanta cada mañana decidido a dar lo mejor de sí mismo en cada instalación eléctrica. Campeón de España, Europa y del mundo en marcha nórdica, su familia es la mayor motivación para seguir adelante: “A mi yo del pasado le diría que mantenga la calma y avance paso a paso. Cuando uno tiene un sueño, debe perseguirlo con entusiasmo”.
Pasión. Ambición. Profesionalidad. Compromiso. Entrega. Superación. Son incontables las historias de talento que se esconden tras los rostros de los instaladores e instaladoras que se esfuerzan cada día por construir una sociedad más electrificada, inteligente y conectada. Miles de autobiografías y memorias que guardan toda una vida y que mueven los engranajes del sector de material eléctrico.
Esta historia de talento viaja hasta la Comunidad Foral de Navarra de la mano de Pedro Romero Delgado, instalador habilitado y CEO de Romero Electricidad. Aunque nació en Pamplona un 11 de septiembre de 1988, su vida ha estado ligada al municipio de Azagra, en la margen izquierda del río Ebro.
A los 18 años comenzó a trabajar en una empresa local, Ultracongelados Virto, donde despertó su interés por el mundo de la electricidad al conocer de cerca la actividad que realizaban sus compañeros de mantenimiento.
“Una vez finalizados mis estudios de Formación Profesional, me incorporé a una compañía con la intención de desarrollar mi carrera en el área de mantenimiento, pero nunca me dieron la oportunidad. Cuatro años después, surgió la posibilidad de ejercer como electricista por la mitad del salario que percibía en aquel entonces. Aun así, quise arriesgar y me lancé para poner en práctica los conocimientos adquiridos y formarme como técnico”, relata el protagonista.
Su trayectoria como instalador por cuenta ajena se extendió durante siete años, hasta que, tras enfrentar diversos momentos difíciles, comprendió que no quería cumplir el sueño de otra persona. “Una hipoteca recién firmada y dos hijos eran mi mayor preocupación. Ahí fue cuando tuve claro que quería ofrecerles una buena vida y que no quería envejecer sin haberlo intentado, por lo que decidí fundar mi propia empresa”, recuerda.
Seguridad, orden y limpieza
Romero Electricidad, -cuya plantilla está compuesta por Pedro y otro trabajador contratado a media jornada-, ofrece servicios de instalación, mantenimiento y reparación eléctrica para hogares y empresas (reforma y obra nueva), así como para fotovoltaica, telecomunicaciones o alumbrado público, entre otros segmentos.
“La mayoría de los trabajos que ejecutamos se concentran en la zona de Azagra, en un radio de entre 15 y 30 kilómetros. En la actualidad, estoy cursando el carné de RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios), con el objetivo de ampliar nuestro ámbito de actuación al mundo del frío industrial”, detalla.
A título personal, afirma que lo más gratificante de la profesión es poder ayudar a la gente a cubrir sus necesidades. De igual modo, considera que las principales tendencias del mercado eléctrico estarán orientadas hacia las energías renovables, la domótica y la programación, todas ellas impulsadas por una creciente concienciación social en torno a la sostenibilidad y la electrificación.
“En cuanto a la clave del éxito, lo más importante es llevar a cabo un trabajo limpio, ordenado y de calidad, utilizando herramientas y materiales que garanticen un resultado preciso y seguro. La experiencia del día a día es lo que realmente te forja como un buen instalador y, pese a que no siempre es un camino de rosas, todo sale mejor con ganas y actitud”, reflexiona.

La familia, la chispa de su vida
Campeón de España, Europa y del mundo en marcha nórdica, la mayor motivación de Pedro es su hogar. “Tengo dos hijos pequeños. La conciliación familiar no es fácil, pero salimos adelante gracias al esfuerzo de mi mujer, Maria José, que trabaja y se ocupa de ellos la gran parte del tiempo. También tenemos la suerte de contar con la ayuda y el apoyo de nuestros padres”, sostiene.
Junto a los obstáculos para lograr el equilibrio entre la vida personal y laboral, señala la complejidad para emprender dentro del sector de las instalaciones eléctricas y la falta de relevo generacional, especialmente de mujeres. “Por desgracia, existe un déficit de profesionales en nuestra industria. Ahora los jóvenes tienen otras aspiraciones, pero estoy seguro de que, con el tiempo, volverán a querer ser técnicos. De cualquier modo, lo más importante es que sean felices con aquello que decidan estudiar”, traslada con optimismo.
Al pensar en el futuro, se imagina dedicándose muchos años más al oficio de las instalaciones eléctricas, una profesión que no solo le apasiona, sino que también le permite ayudar a los demás y sentir una profunda satisfacción. “A mi yo del pasado le diría que mantenga la calma y avance paso a paso. Cuando uno tiene un sueño, debe perseguirlo con esfuerzo y dedicación”, aconseja.
Y finaliza con una frase que resume su forma de ver la vida: “Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti”.
En Hager, impulsan historias como la de Pedro Romero. La compañía apuesta por el talento sin importar el género, promoviendo la inclusión para crear un entorno donde todos puedan crecer y contribuir a un futuro con instalaciones eléctricas más eficientes, sostenibles e inteligentes. Además, valorar las experiencias de los instaladores y escuchar sus necesidades para desarrollar soluciones innovadoras y seguras que faciliten el día a día es parte de su ADN.