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El sector de la movilidad eléctrica advierte del riesgo competitivo tras la apertura de Bruselas a los e-fuels

Por Sara PortilloRedactora del Área de Material Eléctrico
En declaraciones para C de Comunicación, tanto AEDIVE como AORU coinciden en que cualquier señal de ralentización podría afectar a la competitividad, la inversión y la posición de Europa frente a mercados que están acelerando la electrificación.

En 2023 la UE dio luz verde a la prohibición de matricular vehículos de combustión a partir de 2035 y ahora, a finales de 2025, la Comisión Europea ha introducido un importante giro regulatorio. Bruselas está dispuesta a permitir la comercialización de motores térmicos más allá de la fecha pactada, siempre que funcionen exclusivamente con combustibles sintéticos o biocombustibles avanzados. Al menos, así lo ha adelantado el comisario europeo de Transportes, Apostolos Tzitzikostas durante una entrevista con el diario económico alemán Handelsblatt

“Estamos abiertos a todas las tecnologías”, afirmó el comisario, subrayando que la Comisión debe tener en cuenta “los acontecimientos geopolíticos recientes” y la necesidad de “apoyar a la industria automovilística europea para mantener su liderazgo tecnológico”. Este cambio de dirección llega tras la carta remitida por el canciller alemán Friedrich Merz pidiendo flexibilidad y la inclusión de motores “altamente eficientes” en la revisión del reglamento. Un texto que, según admitió Tzitzikostas, “fue bien recibido”.

Como resultado, Bruselas mantiene oficialmente el objetivo de 2035, pero reconoce que la propuesta del nuevo paquete automovilístico (incluidos los límites de CO₂ para las flotas) podría retrasarse “unas semanas”. No obstante, la introducción de excepciones plantea un nuevo escenario para los sectores vinculados a la movilidad eléctrica, que advierten del riesgo de enviar señales contradictorias en plena transición.

En este contexto,  el Área de Material Eléctrico de C de Comunicación ha contactado con AEDIVE y AORU para recabar sus valoraciones, interpretar las implicaciones regulatorias y conocer qué medidas consideran necesarias para salvaguardar el avance de la electromovilidad y las inversiones en infraestructura de recarga.

“Un problema que altera la estrategia industrial emprendida”

Desde la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE), su director general, Arturo Pérez de Lucia, muestra su preocupación por el cambio de rumbo. “Cualquier medida que represente un retraso en los objetivos de descarbonización de la Unión Europea es un problema, y supone además alterar la estrategia industrial emprendida”, afirma a este medio.

Según traslada, el sector continúa sin disponer de las herramientas necesarias para garantizar la consecución de los objetivos climáticos a 2035. “Es preciso establecer palancas (regulatorias, industriales, fiscales y de mercado) que permitan llegar a esos objetivos”, subraya. 

Desde AEDIVE esperan ahora conocer los detalles del futuro Plan Auto 2030 para evaluar la magnitud real del cambio regulatorio y su impacto sobre la industria española del vehículo eléctrico, en pleno despliegue de inversiones, gigafactorías y nuevas capacidades productivas.

Mayor riesgo competitivo e incertidumbre regulatoria

La Asociación de Operadores de Recarga Ultrarrápida (AORU), ofrece una valoración más profunda. En su análisis para C de Comunicación, la asociación considera la medida una concesión motivada por presiones nacionales más que por criterios técnicos. Asimismo, supone “un riesgo competitivo para Europa”. 

Con respecto a la apertura a los combustibles sintéticos, se muestra crítica: “Introduce incertidumbre en la senda de la electrificación y puede desviar recursos hacia tecnologías con eficiencias notablemente inferiores y costes marginales superiores”.  La asociación denuncia, además, que la decisión responde “a presiones nacionales de un solo Estado miembro”, más que a una evaluación objetiva de viabilidad tecnológica o de contribución costo-eficiente a los objetivos climáticos. 

A pesar de ello, sí considera que la transición estructural hacia el vehículo eléctrico no cambiará de rumbo, incluso si se introduce una excepción limitada. “La electrificación del parque europeo es estructuralmente imparable y la demanda de infraestructura de recarga ultrarrápida continuará creciendo de manera sostenida”, señala la asociación, apoyándose en la evolución tecnológica, la caída prevista del coste de las baterías y las decisiones industriales globales. 

AORU recuerda que los combustibles sintéticos presentan baja eficiencia energética global, elevados costes de producción, limitaciones de escalabilidad y un papel más adecuado en sectores difíciles de electrificar, como aviación o transporte pesado marítimo.  “Los e-fuels tienen barreras severas de producción, coste y eficiencia”, resumen. Por ello, los operadores no prevén impacto significativo en la planificación de nuevas estaciones ultrarrápidas ni en la evolución de la demanda de carga de alta potencia.

España debe acelerar las reformas reglamentarias

En el ámbito regulatorio, AORU advierte de que la apertura de los e-fuels puede enviar señales contraproducentes a inversores y fabricantes. “Europa no puede aspirar a la autonomía estratégica si envía señales contradictorias. Cuando Europa reduce la velocidad, otros actores aceleran”, afirman desde la asociación. 

Con respecto a España, considera que existe un marco relativamente claro para el despliegue de recarga ultrarrápida, pero aún con barreras que requieren solución urgente:

  • trámites administrativos lentos,
  • tiempos excesivos de conexión a red,
  • y dilaciones en la puesta en marcha de infraestructuras. 

En este sentido, la asociación pide al Gobierno defender en el Consejo el mantenimiento íntegro de los objetivos de 2035, en línea con la posición ya expresada junto a Francia, y reclama una “identidad regulatoria propia” para el sector de la recarga. 

El sector reclama coherencia y estabilidad

El giro anunciado por Tzitzikostas abre un periodo de incertidumbre en un momento crítico para la industria europea del vehículo eléctrico. Tanto AEDIVE como AORU coinciden en que cualquier señal de ralentización puede impactar en la competitividad, la inversión y la posición de Europa frente a mercados que están acelerando, no frenando, la electrificación. 

Mientras Bruselas perfila el nuevo paquete automovilístico, el ecosistema español del vehículo eléctrico pide coherencia, estabilidad y claridad regulatoria para no comprometer los avances logrados en los últimos años. “Desde AORU pedimos a la Comisión Europea mantener intacto el 2035 y al Gobierno de España defenderlo en el Consejo, como ya hizo junto a Francia. Europa no liderará frenando. Si Europa aminora otros aceleran”, puede leerse en una carta abierta que la asociación ha enviado a la Comisión Europea.

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