El vehículo eléctrico sobrepasa el factor movilidad para convertirse en una pieza clave en el nuevo sistema energético. Así, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) tiene como reto alcanzar la cifra de 5 millones de vehículos eléctricos en 2030 y también otros compromisos más de orden cualitativo, como la inclusión de las energías renovables en el sector transporte, a través de la electrificación del parque.
Hay dos vectores que “pilotan” la revolución en la movilidad: la digitalización, por un lado, y el cambio climático y la sostenibilidad, por el otro. Se prevé que ambos provoquen más cambios en el sector de la automoción en los próximos cinco años que en los últimos cincuenta.
A partir de 2020, el mercado de la movilidad eléctrica va a experimentar un despegue como no se había visto hasta ahora. Las ventas de turismos eléctricos siguen subiendo y en el pasado mes de septiembre se incrementaron un 111 % en todo el año, hasta alcanzar las 7.470 unidades. Solo en el mes de septiembre crecieron un 63 %, con un total de 795 unidades matriculadas.
Es cierto que, a pesar de estas sustanciales variaciones, las ventas de eléctricos apenas representan el 0,9 % de las matriculaciones totales de turismos, pero existen diversos factores que están sentando las bases para que el vehículo eléctrico dispare su cuota de mercado, tanto en España como en el resto de Europa a partir de enero de 2020:
La legislación comunitaria establece que el 95 % de todos los vehículos que matricule cada fabricante en Europa en 2020 deberá emitir de media 95 gramos de CO2 por kilómetro en vez de los 130 gramos de CO2 actuales; a partir de 2021 será del 100 % de los vehículos matriculados y en años sucesivos, esa media se irá reduciendo hasta los 65 gramos de CO2 en 2030. Ello va a suponer que el número de matriculaciones de VE tendrá que incrementarse de manera exponencial como única opción para no sobrepasar los límites de emisiones establecidos y evitar de ese modo sanciones millonarias, dado que cada gramo adicional por encima de los 95 gramos de CO2 tendrá que multiplicarse 95 euros por la suma total de vehículos matriculados.
Con los proyectos ya ejecutados más los que están en curso y los que se implementarán en breve por parte de los operadores de recarga permitirán que en España se disfrutará a partir de 2020 de una red básica de puntos de recarga rápida con distancias entre los 100 y los 150 Km que permitirán eliminar el problema de la autonomía de carga en muchos modelos que no se encuentran en la categoría premium con autonomías superiores a los 400 Km. Aún así quedan al respeto varias cuestiones a resolver como puede ser el elevado coste del termino de potencia para cargas superiores a 50 kW y otros como las barreras administrativas actuales para obtener permisos municipales.
La llegada inminente de un gran número de nuevos modelos de VE que ofrecerán autonomías entre los 200 y 400 kilómetros para toda clase de públicos y bolsillos disiparán las dudas de muchos potenciales compradores y, sin duda, impulsarán definitivamente la demanda. Aunque para que todo ello se cumpla, también es necesario el respaldo del Gobierno con aquellas reformas legislativas e inversiones que favorezcan que la potente industria del automóvil que hay en España sea capaz de consolidarse en la transición a la movilidad eléctrica; y además que una parte importante del desarrollo tecnológico de la misma se pueda liderar desde España, lo que sin duda sería una ventaja estratégica ante un mercado cada vez más global.
Las cosas están empezando a cambiar. Y tanto la concienciación ciudadana como los objetivos que se están marcando a escala internacional para alcanzar un modelo energético sostenible a medio plazo no se limita a una transición energética a fuentes de generación renovable, que en el caso de la electricidad supera ya el 40 % del total, según datos de REE, sino por un nuevo cambio de paradigma hacia un modelo de cogeneración y cogeneración masivo que tiene en los hogares un factor principal.
El actual modelo energético y todas sus infraestructuras no son más que el desarrollo de una estructura creada a principios del siglo XX, a la que se han ido añadiendo nuevos consumos y mayor caudal de potencia instalada, pero sin replantearlo suficientemente. Un elemento fundamental en el cambio de vector energético es el Vehículo Eléctrico.
Actualmente, un coche eléctrico consume y almacena electricidad de un hogar con independencia de cómo esta electricidad se haya generado. El nuevo paradigma supone que ese mismo vehículo aparcado en el garaje de una vivienda puede abastecer de energía el consumo de ésta durante una semana. Bastará dotar al sistema con una reciprocidad que ahora solo existe de modo experimental con los sistemas de carga V2G. En definitiva, el VE sobrepasa el factor movilidad para convertirse en una pieza clave en el nuevo sistema energético.
El Gobierno ha dado luz verde al cierre al tráfico del centro de las ciudades de más de 50.000 habitantes a partir de 2023 mediante el establecimiento de zonas de bajas emisiones y limitaciones de acceso a los vehículos más contaminantes. Madrid y Barcelona han sido las primeras en aplicar medidas en ese sentido y que, probablemente en breve, se aplicarán en el resto de las ciudades principales.
Sin duda, quedan más retos a superar, pero con certeza la próxima década será determinante para la descarbonización del transporte y el desarrollo de la movilidad eléctrica, no solo por su aportación como vector de sostenibilidad medioambiental, sino también de eficiencia energética en el impulso de las energías renovables, la generación distribuida, el autoconsumo y el desarrollo del almacenamiento eléctrico. Para ello, quedan pendientes las reformas fiscales verdes necesarias para cumplir dichos objetivos orientadas a penalizar al que más contamina y compensar al que menos, empezando por las empresas como principales emisores de CO2 en función de su actividad industrial, logística o de servicios tanto en transporte de mercancías como en la movilidad de sus empleados; y, por último, en cada uno de los ciudadanos a partir de sus desplazamientos habituales.
TENDENCIA: Si las baterías de un coche eléctrico medio almacenan entre 35 y 40 kW, supone el equivalente al consumo medio semanal de un hogar y muy pronto se podrá aprovechar. El Vehículo Eléctrico no solo modificará la movilidad sino que será un a pieza fundamental para dotar de flexibilidad al sistema eléctrico.
Como me despido siempre: “a los que todo esto os interesa, os espero en mis próximos artículos”. ¡Hasta pronto!
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