Los gestores de residuos y las empresas fabricantes se verán afectadas por normas más estrictas en el envío fronterizo de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). Con el fin de ahondar en sus principales implicaciones, hablamos con Patricia Herrero, directora Técnica y de Operaciones de la Fundación Ecolum.
El sector de material eléctrico sigue adaptándose a las nuevas normativas y cambios legislativos. A partir de ahora, se aplicarán normas más estrictas a los envíos fronterizos de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), con el objetivo de asegurar las materias primas y evitar el vertido medioambiental.
En esta entrevista, conversamos con Patricia Herrero, directora Técnica y de Operaciones de la Fundación Ecolum, para conocer las novedades de estas normas más estrictas, así como su impacto en la industria.
Pregunta. ¿Por qué han entrado en vigor normas más estrictas para el envío fronterizo de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE)?
Respuesta. El origen se encuentra en el Convenio de Basilea firmado en 1989, que ya hablaba de controlar los movimientos fronterizos de residuos peligrosos y su eliminación para proteger la salud humana y del medio ambiente de aquellos efectos adversos que pueden derivar de una incorrecta gestión de los residuos peligrosos.
Con el tiempo, también han ido surgiendo en la Unión Europea políticas vinculadas a la mejora de la gestión de residuos en el marco del Pacto Verde Europeo y de los diferentes planes de economía circular. En ese contexto de políticas que impulsan la economía circular y el aprovechamiento de los recursos, es fundamental controlar la gestión de los residuos.
Entre sus objetivos, estas normas más estrictas para el envío fronterizo de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) pretenden evitar que los residuos generados en la Unión Europea puedan acabar en zonas que no tienen capacidad para su tratamiento.
P. ¿Qué normas más estrictas han entrado en vigor en lo concerniente a los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos?
R. Un control más riguroso de los traslados internacionales; la promoción de la economía circular; la digitalización de los procesos y su tramitación telemática; y una mayor transparencia y cooperación.
Respecto a la economía circular, es crucial impulsar la recuperación y el reciclaje de los residuos, preferiblemente dentro de Europa. Este enfoque está en línea con el Reglamento de materias primas críticas, dado que, como país y como eurozona, dependemos de las importaciones para acceder a distintas materias primas.
Si no aprovechamos los recursos que podemos recuperar de nuestros residuos, seguiremos siendo un país importador de materias, algunas de ellas críticas, y no maximizaremos el potencial de lo que ya poseemos. Por tanto, debemos centrarnos en intentar reaprovechar los recursos disponibles con el objetivo de disminuir nuestra dependencia de importaciones de terceros países.
De igual modo, hay que fomentar la cooperación internacional para que todos los países, incluso los no pertenecientes a la Unión Europea, sean conscientes de la importancia de la gestión de los residuos.
P. ¿A quiénes afectan estas normas?
R. Estas normas van a afectar principalmente a los gestores de residuos. En segundo plano, se encuentran las empresas fabricantes y las productoras, entendidas conforme a la definición de la normativa RAEE. En tercer lugar, se sitúa el usuario, ya que los precios se encarecen si cuesta más esfuerzo conseguir ciertos materiales.
P. ¿Habrá sanciones en caso de incumplimiento?
R. Sí. Lo que viene a decir el Reglamento es que los Estados miembros deberán establecer multas y sanciones que sean proporcionadas, y además disuasorias, para garantizar el cumplimiento de esta legislación.
Asimismo, se habla de revocaciones de autorizaciones en casos graves. Por ejemplo, a un gestor de residuos le podrían retirar su autorización en el supuesto de que no estuviera cumpliendo correctamente con estas normas. A esto se suma que, al estar los procesos digitalizados, la empresa dejará de estar presente en las plataformas electrónicas, no pudiendo realizar su labor habitual. Claramente, el control podría llegar a ser muy exhaustivo.
P. ¿Y cómo valoran desde Ecolum la entrada de estas normas?
R. Tenemos una buena relación con los gestores de residuos y con los productores, estando vinculados a los dos principales actores afectados por estas normas. No obstante, consideramos que es necesario potenciar un mercado que en realidad demande esas materias recuperadas.
Hay que fomentar el uso de los materiales reciclados que hemos generado en Europa, puesto que, si es más barato importar materias primas vírgenes o materiales reciclados de terceros países, seguiremos sin ser competitivos a nivel interno. Debemos avanzar hacia la economía circular, pero también hay que crear ese mercado que genere unas necesidades en el usuario, ya sean fabricantes o los propios consumidores.
En resumen, es fundamental que el control en la gestión de residuos sea riguroso, que tendamos hacia modelos de economía circular, aunque siempre poniendo los medios para el desarrollo de un mercado interno con el fin de que los materiales reciclados tengan demanda y sean competitivos.
P. Por último, ¿cómo ayudan desde Ecolum tanto a los gestores como a los productores?
R. Los gestores, con los que tenemos múltiples colaboraciones directas, son nuestros proveedores de servicios. Los residuos que recogemos y entregamos en sus instalaciones para su tratamiento contribuyen a que se recuperen importantes cantidades de materiales reciclados que, posteriormente, pueden reintroducirse en el mercado. Velamos para que los residuos que se recogen sean entregados en gestores autorizados que cumplen con la normativa.
Por la parte del productor, disponemos del proyecto Índice de Reciclabilidad, una iniciativa que está siendo muy bien valorada en el sector y que promueve la cooperación entre los fabricantes de productos y los gestores de residuos para avanzar hacia procesos más eficientes y sostenibles. Este proyecto, que gira en torno a la economía circular, nos aporta datos reales de lo que podemos recuperar de los aparatos eléctricos y electrónicos que se introducen en el mercado, y desarrolla mejoras vinculadas al ecodiseño. Todo ello poniendo en contacto al fabricante con el gestor de residuos.
