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Aparentar, aparentar y aparentar

Por Tomás Simón

En la actualidad, estamos viviendo una época en la que a todos nos gusta parecer felices, contentos y muy guays, cuando la verdad es que no es así; aunque, cuando lo pienso, no es solo ahora, ha sido siempre. Parece que decir cómo nos encontramos realmente fuese una cosa negativa, no a la moda.

Es muy habitual que en conversaciones coloquiales metamos la expresión “estoy bien”, cuando no es la realidad, pero es una respuesta automática. Es como si lo utilizáramos de excusa para pasar a otro tema y así no tener que hablar de nosotros mismos; es el escape para no hablar de nuestra vida y evitar algunos aspectos con los que no estamos conformes, con los que no nos sentimos cómodos o que nos producen dolor.

Las redes sociales, un escaparate permanente

¿Por qué decimos estar bien, si no es así? ¿Qué hay detrás de este gran teatro?

Las redes sociales es el ejemplo más ilustrativo de esta tendencia a aparentar.

¿No tenéis la sensación de que vivimos en una apariencia constante? Es lo que predomina en el momento actual, hacer teatro social. El ejemplo más claro de esta tendencia lo podemos ver en las redes sociales: se suben vídeos, fotos y stories donde todo el mundo se muestra sonriente y feliz, disfrutando de un paisaje o de una opípara comida o de una buena compañía. Y si esto no se hace, parece que no estamos a la última, no está bien visto.

Esto me recuerda a los tiempos en que los coches incorporaron el radiocasete extraíble (¡cómo pasan los años…!) y que todos lo quitábamos y nos lo llevábamos a la oficina. De manera que a quien no lo traía bajo el brazo se le decía: “¿Qué pasa, tú no tienes coche?”.

Cumplir lo que se espera de nosotros

Retomando el tema que me ocupa, lo que quiero decir es que estamos ocultando nuestros sentimientos de manera permanente, sobre todo cuando no nos encontramos bien y huir así del sufrimiento para cumplir lo que se espera de nosotros (“siempre positivos, no negativos”).

Como es obvio, no podemos pasar de Málaga a Malagón y contar toda nuestra vida y pensamientos al primero que se nos cruce. Pero simplemente con decir la verdad sería suficiente: “hoy no estoy bien, pero se me pasará en un par de días”. Esto ya nos acerca a la otra persona y la conversación será mucho más auténtica. De esta manera, nos sentimos mejor que si no expresamos cómo estamos.

“Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”, decía el psiquiatra y ensayista suizo Carl Jung.

Fingir alegría es otra forma de escape para no hablar de nosotros mismos.

Crear vínculos sólidos en lugar de aparentar

Fingir es una fachada y es engañarnos a nosotros mismos. A veces, lo hacemos para evitar conflictos, pero la verdad es que nuestros sentimientos y emociones no desaparecerán por arte de magia.

Mi conclusión y mi experiencia me dice que debemos expresar sin miedo nuestros sentimientos, no sonreír cuando no nos apetece y no intentar estar bien cuando sólo lo hacemos por agradar. Cuando nos mostramos como somos es cuando conectamos con los demás de verdad y se crean vínculos sólidos y duraderos. Si no, formaremos parte de este teatro social que lo único que hace es aparentar, aparentar y aparentar…

Como estamos llegando a Navidad, ahí va mi felicitación (siempre lo hago con alguna frase que me gusta):

“La luz viaja más rápido que el sonido, por eso algunas personas parecen brillantes, hasta que hablan”, Steven Wright.

¡¡Que tengáis una Felices Fiestas!! Y, sobre todo, que tanto vosotros como todos los vuestros gocéis de una buena salud.  

¡¡Que seáis buenos!!

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Roberto
Roberto
14/12/2020 12:37

Muy buen artículo, muy bien explicado. Gracias.

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