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Matelec, en la encrucijada

Es bien sabido que una feria, en tanto que plataforma comercial y de oferta de productos, es el reflejo más o menos fiel de un sector de actividad, con sus transformaciones, defectos, fortalezas y desafíos. En lo que concierne al ámbito del material eléctrico y afines, Matelec ha sido, y es, el certamen de referencia de una industria que se halla en pleno proceso de cambios desde hace unos seis años, en una reconversión en la que se han cruzado y combinado diversas circunstancias: el frenazo brusco del boom de la construcción y la caída de la actividad subsiguiente, la crisis financiera y de deuda pública, la concentración en el canal de la distribución y el crecimiento imparable de los modelos de negocio online, entre otros componentes de influencia directa.

Tras el declive registrado en las ediciones de 2008 y, sobre todo, 2010, donde el conjunto del sector eléctrico percibía el agotamiento de un modelo que no aportaba soluciones, la convocatoria de Matelec 2012, con la incorporación de un nuevo equipo directivo, vino a representar un cierto revulsivo con el regreso de algunas compañías de prestigio y un enfoque acertado en la eficiencia energética y los nuevos ámbitos tecnológicos que generaban un mayor potencial de negocio (domótica e inmótica, rehabilitación, autoconsumo, etc.). Además, la organización anunciaba posteriormente la posibilidad de cambiar las fechas de la feria para pasarla a los años impares, con el objetivo de evitar la simultaneidad con la alemana Light + Building (que también se celebra en los años pares) y lograr una mejor posición en el calendario ferial internacional. La organización tiene previsto realizar una encuesta entre los expositores, durante la celebración de la feria el próximo mes de octubre, para preguntarles sobre esta cuestión.

No obstante, como un espejo de las incertidumbres del mercado, la edición de 2014 se presenta con diversas dudas e incógnitas, como la citada sobre el cambio o no de sus fechas a años impares. Una oferta muy orientada al ámbito de la electrónica, así como la ausencia, salvo excepciones, de marcas importantes del sector de material eléctrico, que podrían suponer una mayor atracción para los profesionales, constituyen un lastre para la proyección del certamen, si bien se ha conseguido, por otro lado, una presencia notable de firmas relacionadas con la tecnología Led, una de las áreas de futuro para la industria de la iluminación, en la que también se echan a faltar nombres de relevancia que sí parecen haber apostado por una sola feria al año, la celebrada en Frankfurt.

En cambio, como factores positivos en la balanza, Matelec cuenta con el respaldo de las principales asociaciones sectoriales que vertebran el mercado, como ADIME (distribuidores), AFME (fabricantes), amec amelec (exportación), ANESE (empresas de servicios energéticos), FENIE y FENITEL (estas dos últimas, de empresas instaladoras), entre otras. La organización está trabajando intensamente para volver a posicionar a Matelec como una feria de relevancia, sobre todo en el panorama internacional, pero el contexto macroeconómico no acompaña y la situación de muchas empresas está más volcada en inversiones directamente ligadas a la generación de actividad, con un retorno de la inversión medible y en plazos de tiempo cortos, que a otro tipo de actuaciones.

Matelec se encuentra pues en una encrucijada, con varios caminos a la vista y que, a partir de las decisiones y los resultados de esta edición, puede tomar un rumbo que le lleve a constituir un foro más potente y eficaz, aunque para ello debe configurar una plataforma que sea percibida por las empresas como una catalizador de negocio. Esperemos que así sea.

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