Si me pusiera a llamar puerta por puerta a cada casa de mi vecindario para tratar de venderles algo bajo el eslogan “paga más, obtén menos”, creo que mi fracaso estaría más que asegurado.
Normal ¿verdad?
Pues esta es la noción generalizada que la gran mayoría de los ciudadanos tiene en su cabeza al respecto del vehículo eléctrico. Y en parte, razones no les faltan.
En 2023 se han matriculado en España un total de 1.127.906 vehículos (automóviles, vehículos comerciales ligeros, pick-up, ATV, vehículos industriales y autocares), de los cuales 125.985 unidades han sido híbridos enchufables o 100 % eléctricos. En estos totales no se incluyen las matriculaciones de ciclomotores o motocicletas de ningún tipo.
Es decir, a 6 años para llegar a alcanzar los objetivos establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC 2030), el 11,17 % de los vehículos que se han matriculado en España en 2023 eran híbridos enchufables o 100 % eléctricos. O lo que es lo mismo, el 88,83% de los vehículos matriculados en España en 2023 no eran ni híbridos enchufables ni 100% eléctricos.
Para 2030 el PNIEC establece que debe haber en España un total de 5,5 millones de vehículos eléctricos. A cierre de 2023 el total de vehículos eléctricos en España no alcanza el medio millón, a pesar de que los datos de matriculación de vehículos híbridos enchufables y 100 % eléctricos en 2023 han aumentado un 39 % respecto al año precedente.
Paga más, obtén menos
Que el vehículo “tradicional” debe salir de nuestras calles es algo indiscutible. Entre otras cosas porque la legislación europea, nacional, autonómica e incluso municipal, apunta a ello. Pero más allá de razones puramente legislativas, es innegable el impacto más que positivo que una movilidad que no esté basada en la quema de combustibles fósiles puede generar en nuestro entorno. Desde la reducción de afecciones respiratorias, hasta calles y ciudades más tranquilas y pacíficas por la reducción sonora y, evidentemente, la tan hoy necesaria independencia energética. La electrificación, o las opciones futuras de propulsión que vengan, son el camino.
El vehículo eléctrico o híbrido enchufable cuenta con infinidad de ventajas frente a los tradicionales de combustión: IVA reducido, exención en el impuesto de matriculación, bonificación en el impuesto municipal de circulación, deducción de hasta el 15 % en el IRPF, costes de mantenimiento más bajos, menor coste de la energía para su uso, gratuidad de estacionamiento en zonas ORA (además de tiempo ilimitado de estacionamiento en muchos municipios), circulación libre en zonas de bajas emisiones (ZBE) y carriles preferentes, etc.
Pero ¿por qué no despega el vehículo eléctrico en España? Aparte del tradicional rechazo de inicio ante los cambios, las barreras están principalmente dentro de la propia industria del automóvil, así como en cómo ha sido la introducción del vehículo eléctrico en España.
La irrupción en el mercado español del vehículo 100 % eléctrico llegó de la mano de marcas que ofrecían en sus catálogos productos de alto nivel y prestaciones, pero también con precios elevados -probablemente acorde a lo que ofrecían- pero que sumándolo a las dudas y rechazo previo, reforzó la idea de que el vehículo eléctrico era “para los ricos”.
Lo que ocurre es que después de años de vehículo eléctrico en nuestro país, los escaparates de los concesionarios de las marcas “normales” no trasladan un mensaje que ayude, precisamente, a cambiar esa opinión, y pongo un ejemplo.
Página Web de Opel, consultada hoy, 1 de abril de 2024.
Selecciono el modelo Opel Corsa, un turismo convencional, de tamaño medio. Versión de gasolina, desde 16.200 Euros. Versión eléctrica, desde 31.390 Euros.
Según los datos del fabricante, con la versión gasolina (que cuenta con un depósito de 44 litros), podrías llegar a recorrer 800 Kms. Con la versión eléctrica, 405 Km.
Si el precio de partida del vehículo eléctrico es el doble, la autonomía declarada la mitad, que si quieres cargarlo en tu domicilio debes realizar la instalación de un cargador, que hay dudas generalizadas en la ciudadanía (más o menos infundadas a día de hoy, pero dudas son) con respecto a la cobertura y disponibilidad de puntos de recarga pública, que el tiempo de recarga es mayor que si repostas gasolina o diésel… ¿Qué se debe hacer para que una familia tipo contemple la posibilidad del vehículo eléctrico como sustituto de su vehículo de combustión convencional?
La tecnología al servicio del usuario y no al revés
La tecnología avanza a pasos agigantados, ofreciendo cada vez mayores ventajas, prestaciones o servicios al usuario, que incluso está dispuesto a pagar un coste más elevado a cambio de incorporarlas a su vida. Pero rara vez un usuario pagará más para no obtener, como mínimo, lo mismo que con la tecnología que se pretende sustituir.
Para introducir una nueva tecnología en el mercado las industrias se estrujan la cabeza, buscando el equilibrio entre precio – prestaciones – ventajas. Cito como ejemplos tres casos de industrias que conozco bien: las telecomunicaciones, la climatización y la bicicleta.
Las compañías operadoras de telefonía se enfrentaron al cambio del ADSL a la Fibra Óptica. Para ello, y pese a que había en la mayoría de los casos un considerable aumento de coste, el usuario veía recompensado ese esfuerzo económico al contar con más servicios, más velocidad de transmisión de datos, más estabilidad y, sobre todo, más posibilidades de uso.
Las empresas fabricantes de climatización están realizando importantes esfuerzos en la introducción de la climatización por bomba de calor aerotérmica. Una inversión de adquisición importante para una vivienda, pero que además de los conocidos beneficios medioambientales, ofrece al usuario (frente a una caldera convencional, por ejemplo), contar con calor en invierno, frío en verano y agua caliente sanitaria, con un coste energético hasta el 70 % inferior a otras tecnologías.
En la industria de la bicicleta, la irrupción de la e-bike ha sido otra enorme revolución. Frente a bicicletas mecánicas de su misma categoría / calidad, la e-bike también supone un mayor coste económico a la hora de la adquisición. Pero a cambio de esa mayor inversión el usuario obtiene más capacidad de disfrute, pudiendo recorrer más kilómetros con igual o menor esfuerzo, a la vez que ha propiciado que otros usuarios que nunca se hubieran subido a una bicicleta mecánica, lo hagan ahora a una eléctrica.
En todos los casos el usuario paga más, pero también obtiene más, sin verse obligado a tener que renunciar a nada ni cambiar su modelo conceptual de consumo.
Son muchas las dudas, los mitos y las discusiones que el vehículo eléctrico genera en la sociedad actual y, para contribuir a aclarar algunas de ellas, celebraremos este próximo miércoles día 3 de abril, la Mesa Redonda “Retos y oportunidades para las ciudades y la industria en la movilidad del vehículo eléctrico“, donde contaremos con instituciones, asociaciones profesionales y empresas para tratar de seguir avanzando y empujando a este sector tan importante en el papel de la descarbonización y la movilidad sostenible.