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Alcanzar la autonomía energética

El actual sistema económico requiere de grandes cantidades de energía con una demanda creciente al ritmo que crece la economía global. Una energía que, de momento, aún es altamente dependiente de los hidrocarburos y del uranio. Como consecuencia, cada vez que se produce un incidente que afecta a la oferta de estas materias primas energéticas la economía se resiente, como prueba los momentos de inflación desbocada e incertidumbre que vivimos ahora. Por ello, tanto los expertos en energía como ilustres economistas advierten que no estamos ante un problema coyuntural sino estructural. La autonomía energética se vuelve más difícil.

La AIE (Agencia Internacional de la Energía) advierte en su último informe ya no de las emisiones de CO2 que provocan los combustibles fósiles, sino de su capacidad de extracción. La solución no está en el uranio, cuyas reservas también son limitadas.

Energía renovable más allá del cambio climático

La inexorable transición energética no es sencilla porque además de las barreras económicas y socioculturales que tratamos habitualmente en los foros del sector, existe el problema de las materias primas necesarias para su implantación; por no extenderme me remito al interesante articulo publicado por mi compañero de blog Ignacio Mártil, “Las Tierras Raras ¿el paraíso por venir?”

Seguro que todo ello dará para mucha investigación y que hablemos de las propiedades de nuevos materiales, como la perovskita (utilizada en paneles solares), entre otros, mucho más de lo que lo hemos hecho hasta ahora.

La transición energética necesita de la contribución de los investigadores y expertos en diversas disciplinas.
La transición energética necesita de la contribución de los investigadores, geólogos y especialistas en nuevos materiales.

Volviendo al problema que tenemos enfrente. En España, solo el 5 % del gas procede de Rusia. Sin embargo, la crisis producida por la guerra de Ucrania nos debe hacer reflexionar sobre los riesgos de la dependencia energética exterior. Debemos apostar por la eficiencia y sustituir los combustibles fósiles importados del exterior por energía autóctona; y esto en España equivale a reducir los principales focos de consumo como son los edificios, el transporte y la movilidad.

Ello implica la rehabilitación de más de 300.000 viviendas al año, lo que equivale a multiplicar por 10 las rehabilitaciones actuales, impulsar la penetración de vehículo eléctrico y apostar por la generación de electricidad renovable para el suministro energético de edificios, industrias y automóviles y medios de transporte público, sobre todo por producción eólica y fotovoltaica. Hay que hacer que las cosas pasen, y ante la urgencia de acelerar la transición energética empecemos por las medidas cotidianas sin esperar planes e inversiones a largo plazo.

Eficiencia energética: hábitos más responsables del consumidor

Llega la hora de buscar soluciones. Empecemos por la eficiencia energética a partir de hábitos más responsables de los consumidores. Debemos hacer un uso eficiente de la energía, pero no solo cuando hay situaciones convulsas como la actual producida por cuestiones geopolíticas, como la invasión de Rusia en Ucrania, sino de forma habitual y permanente. Comenzando por nuestra propia responsabilidad como consumidores, ya que podemos con buenas prácticas, sin ninguna inversión previa, lograr en casa ahorros de energía del 20 % o 25 %. Para ello, como decía Lord Byron, “No se puede mejorar lo que no se mide”.

Las tarifas planas que promocionan algunas compañías eléctricas, que hacen que el consumidor se desentienda del papel que puede utilizar su propio comportamiento para consumir menos energía, van en contra de medir, controlar y ahorrar. Y ahora con la tecnología disponible, eso es cada vez más sencillo para los consumidores con aplicaciones que nos indican los consumos con un smartphone.

Guerra en Ucrania provoca problemas de suministro energético.
La crisis energética (como la que ha ocasionado la guerra en Ucrania) no es un problema coyuntural sino un problema estructural. Que hace todavía más urgente la transición energética.

Reestructuración tarifaria

Es necesario y cada vez más urgente modificar la estructura tarifaria para cambiar el sistema de fijación de precios. Muchas empresas no podrían aguantar estos costes si no se intervienen. Se trata de acercar el precio de la energía a los costes de generación de electricidad, algo que ahora no ocurre.

El sistema marginalista actual se halla muy condicionado al inestable precio del gas y que este sea el que marque el precio para las demás fuentes de electricidad; cuando debería ser el coste del mix de generación. 

Electrificación de los edificios

Ha llegado el momento de transformar nuestros hogares. La necesaria transición energética en el sector de los edificios implica un cambio fundamental de la demanda y el suministro de energía. Debemos cubrir las necesidades de calefacción doméstica, principalmente con aerotermia, un uso eficiente de la electrificación que proporcione calor en invierno y frío en verano en el hogar, además de ACS.

Esta tecnología se debe instalar en toda la nueva edificación y en las rehabilitaciones energéticas donde sea posible y viable.

Descarbonización progresiva

Necesitamos que todos los consumos de petróleo, de gasolina y de gas natural sean sustituidos por electricidad, y que esta sea generada por energía renovable. Y para electrificar, necesitamos que el ciudadano y las empresas tengan una previsibilidad sobre el precio de la electricidad: saber que en el futuro va a ser asequible.

Aquí gana enteros recurrir al autoconsumo, principalmente solar fotovoltaico, para disponer de electricidad a un precio bajo y controlado, al menos a 25 años, a partir de una pequeña inversión; o bien contratar los nuevos servicios que ya ofrecen muchas comercializadoras y operadores de acceso a suministro fotovoltaico de un edificio próximo pagando una cuota mensual.

Boom del autoconsumo

El autoconsumo con energía renovable abarata el costo de la energía. Con una inversión doméstica de 4.000 euros es posible instalar cuatro o seis paneles solares (2 kW) y ahorrar “entre un 30 % y un 45 %” de la factura mensual.

El boom se ha producido sobre todo en casas unifamiliares; mientras que las expectativas están ahora en los ámbitos con bloques­ de pisos, zonas más densas y urbanas. En este sentido, se confía en un mayor desarrollo con la nueva normativa específica instaurada para el autoconsumo compartido. Vamos a ver un crecimiento importante de este tipo de instalación de autoconsumo compartido.

Instalaciones de autconsumo
El autoconsumo fotovoltaico se topa con algunos obstáculos, como la complicación en los trámites administrativos.

En el desarrollo del autoconsumo todavía quedan muchos aspectos a mejorar, entre otras su complicación administrativa. Es preciso simplificar la tramitación de los proyectos de autoconsumo de más de 100 kW, potencia a partir de la cual las instalaciones están sujetas a un régimen administrativo más complejo: se requiere una autorización previa y, además, los auto­con­su­mi­do­res no pueden acogerse al régimen de compensación simplificada de los excedentes de electricidad vertidos a la red y compensados por la compañía, como sí hacen los autoconsumidores de menos de 100 kW.

Ahora, esas limitaciones hacen que el 90 % del autoconsumo entre 100 kW y 1 MW renuncie a que se les compensen sus excedentes y no entregue electricidad a la red en los momentos en que no consumen, para evitar los trámites burocráticos exigidos. Al no inyectarse esos excedentes, se desaprovecha gran cantidad de energía los fines de semana y festivos, con el consecuente desperdicio de algo tan necesario y preciado como es la electricidad.

España puede ser una gran potencia en renovables

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) prevé que para 2030 España tenga un 74 % de su electricidad de origen renovable. En el caso concreto de la eólica, la previsión es que este porcentaje comportará dar un salto desde los 28.300 MW actuales hasta 50.000 MW a finales de la década. Pero hay que racionalizar las cosas.

Los proyectos presentados con permiso de acceso a la red, como primer paso para lograr la futura autorización, suman 42.700 MW; en definitiva, el doble de lo necesario. Un alto porcentaje de estas iniciativas no serán viables principalmente por su impacto ambiental, entre otros motivos, lo que exigirá proyectos más adecuados y con menor impacto.

Las nuevas comunidades energéticas

La implicación ciudadana en el cambio de modelo energético es vital, sostienen los expertos consultados. La necesidad de promover comunidades o cooperativas energéticas ofrece vías en este sentido. Habrá que ver cómo responde el mundo local, pues a veces se trata de proyectos situados en zonas poco pobladas.

También se debería generar condiciones favorables para los ciudadanos de grandes poblaciones.

Nueva fuerza laboral para realizar la transición energética

Instalación y mantenimiento, electricidad y electrónica, mecánica y así una larga lista son algunos de los ciclos de Formación Profesional (FP) con mayor salida profesional, con unos niveles de inserción y, en algunos casos, también de salarios, muy por encima de la media; y en otros casos de grados universitarios.

Como se ha demostrado, los países más avanzados y competitivos han efectuado una gran inversión en FP y, en cambio, en España en muchos casos tiene equivocadamente una percepción baja en la escala social. Tenemos un exceso de titulados universitarios y nos faltan profesionales con formación práctica y competencias en sectores de alta demanda como es el energético.

Oportunidades laborales en el sector energético
Hace muchos años afirmé que en ningún sector como el energético tendría tantas oportunidades laborables y, desde luego, en plena transición energética, ahora más que nunca.

Los datos son evidentes. El European Skills Índex indica que España se encuentra entre los tres peores países, junto con Grecia e Italia, del ranking comunitario en términos de las competencias desarrolladas frente a las necesidades competenciales del mercado de trabajo. Podemos poner todavía más datos sobre la mesa, desde luego, pero creo que la mayoría de mis lectores son conscientes de todo ello porque lo sufren directamente ante las dificultades de encontrar mano de obra cualificada para llevar a cabo los proyectos e instalaciones; algo que conozco de primera mano a través de las pymes del sector a las que asesoro.

Tenemos que ser optimistas y razones hay para ello. 2022 será un año clave para la transición energética y las incertidumbres macropolíticas no hacen más que obligarnos hacer las cosas cuanto antes mejor con la participación de profesionales de otros ámbitos de la ciencia.

Como me despido siempre. A todos los que todo esto os interesa, os espero en mis próximos artículos. ¡Hasta pronto!                      

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