Continuando con el post anterior, este texto se enfoca en los otros tres grandes retos siguientes en los que se deben plasmar los cambios y actuaciones derivados de los fondos europeos Next Generation: electromovilidad y big data; conexión de los territorios; y recuperación industrial.
3- Movilidad eléctrica y Big Data
Distinguiendo movilidad de personas de transporte de mercancías, los vehículos eléctricos merecen aquí un capítulo especial. La meta de descarbonización de nuestro país requiere multiplicar por ocho las ventas de vehículos eléctricos y por treinta los puntos de recarga en el horizonte de 2030.
Para establecer el indicador sobre los puntos necesarios y su distribución a lo largo del territorio, hay que partir de la cuota del parque de vehículos eléctricos de cada provincia hasta 2030, la cuota de la población motorizable en cada provincia y la cuota del PIB por provincias. A partir de estos datos se aplicará los siguientes criterios y ratios:
- Un punto de 50 kW por cada 100 vehículos eléctricos.
- Uno de >150 kW y otro de >250 kW, respectivamente por cada 1.000 vehículos eléctricos.
Además, hay que atender a las infraestructuras de alta potencia de >250 kW en las principales vías interurbanas del estado, teniendo en cuenta las intensidades medias diarias de flujo de tráfico por tramo de vía y provincia.
A partir de estos criterios el análisis lleva a una planificación año a año del desarrollo de estas infraestructuras de recarga, de manera que en un primer tramo a 2023 deberían estar en servicio 70.000 puntos de recarga, 120.000 en 2025 y alcanzar los 350.000 en el año 2030.
A esto se une un factor estratégico de primer orden económico; impulsar la fabricación de vehículos eléctricos y conectados, baterías y componentes en España, para no perder la posición de privilegio industrial que supone para nuestro país ser el segundo fabricante de automóviles de la Unión Europea, por detrás de Alemania, y el séptimo del mundo, garantizando miles de puestos de trabajo directos e indirectos.
Nuestra industria automovilística tiene que poner el foco en el fin de la venta de coches con motor de combustión en la UE antes de 15 años; esto acelera la carrera por la electrificación. Sostenibilidad, conectividad y seguridad serán los factores dinamizadores del nuevo mercado. La conectividad se ha convertido en uno de los vectores más importantes de la automoción que hará del vehículo eléctrico un actor fundamental en la evolución del Big Data.
4- Conectar los territorios con los fondos europeos
La importante inyección económica para la recuperación supone una nueva oportunidad para trazar run país mejor conectado y con un modo de vida más sostenible que impulse la recuperación de zonas geográficas de nuestro país ahora semidespobladas.
El despliegue de la 5G debe permitir ampliar considerablemente la cobertura de la banda ancha en zonas rurales; esto contribuirá a la reducción de la brecha digital y, en consecuencia, todos sus beneficios llegarán tanto para los propios ciudadanos como para los sectores productivos, ganando atractivo de inversión en estos territorios.
A pesar de que desde 1975 la población española ha crecido un 36 %, de 34,2 millones de habitantes a 47 millones actuales, el reparto no ha sido geográficamente equitativo. En las últimas dos décadas los municipios de menos de 1.000 habitantes han perdido casi un 10 % de su población. La crisis del mundo rural implica daños irreparables en el ecosistema, baja la productividad y la sostenibilidad alimentaria, entre otros aspectos negativos. Todo ello hace necesario priorizar la ejecución de infraestructuras pendientes en las provincias más despobladas, especialmente en infraestructuras de conectividad y transporte.
5- La recuperación industrial con la Industria 4.0.
La necesaria actualización de la estrategia económica a largo plazo para España, en la línea de este nuevo paradigma, se deberá apoyar sobre todo en la digitalización de la industria y en el desarrollo de infraestructuras inteligentes; son dos ámbitos estratégicos no solo por su alto valor añadido, intensidad en I+D+i y su fuerte capacidad exportadora, sino también porque ambos son fundamentales para conseguir el triple objetivo de la UE de una economía sostenible, resiliente y centrada en las personas.
El poco peso relativo de la industria en la economía española, junto con la atomización de las empresas, la escasa oferta de profesionales STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) y una baja cultura de la movilidad compartida, se constituyen como las principales debilidades de España para afrontar este reto.
España cuenta con un liderazgo global en muchos sectores industriales, así como con una buena infraestructura de comunicaciones y distribución de electricidad, lo que facilitará, con las medidas adecuadas, está transición en la consolidación de la Industria 4.0 cuando ya se empieza a desarrollar de forma minoritaria, pero incipiente, la Industria 5.0.
En el corto plazo, se debe definir una estrategia clara y coordinada, y comenzar la transformación digital por aquellos sectores en lo que España está mejor posicionada, como las energías renovables, la industria alimentaria, la automoción o la fabricación de maquinaria y bienes de equipo.
La reindustrialización es otra prioridad de la Unión Europea para impulsar su competitividad industrial con una industria 4.0 más dinámica, resiliente y competitiva; y sobre todo aumentar su peso en la economía, por tratarse en general de sectores de mayor valor añadido, más resistentes a las crisis y que garantizan el acceso a productos en insumos en casos de emergencia, como son actualmente los microchips y componentes electrónicos que se importan de China, entre otros.
“Como me despido siempre. A todos los que todo esto os interesa, os espero en mis próximos artículos”. ¡Hasta pronto!