En la actualidad, el planeta se enfrenta a un incremento sin precedentes de la demanda de energía, debido por una parte al aumento de la población y, por otro, a la elevación del nivel de vida de una parte muy significativa de la misma.
La disponibilidad de energía barata y abundante sigue siendo crucial para el desarrollo económico; está fuera de toda duda que hay una relación directa entre el consumo de energía per cápita y el Índice de Desarrollo Humano. Además, parece muy poco probable que vaya a disminuir el consumo de energía a escala global en este siglo, especialmente con países en desarrollo vertiginoso como India o China, que concentran cerca del 40 % de la población del planeta.
Una acción eficaz que trate de alcanzar un desarrollo sostenible, evitando los efectos adversos del crecimiento económico sobre el calentamiento global del planeta, exige planes creíbles y basados en evidencias cuantificables para que los sistemas energéticos, de una parte, eviten la explotación de fuentes de combustibles fósiles, y de otra, sean escalables a una demanda de energía creciente para una población de aproximadamente 9.000-10.000 millones de personas a mediados de siglo, y quizá más de 12.000 millones a finales de siglo.
Este proceso ya ha comenzado con la eliminación paulatina del carbón, el gas y el petróleo en la generación de electricidad, pero también debe extenderse a otros campos de actividad, para suprimirlos también en la obtención de calor industrial y doméstico, y principalmente, en el transporte personal y comercial. Este es un aspecto verdaderamente crucial, para el que las soluciones a corto y medio plazo solo empiezan a vislumbrarse: el vehículo eléctrico tiene dificultades obvias de implantación, las baterías que los alimentan presentan limitaciones todavía no resueltas, en el transporte aéreo no hay todavía nada en el horizonte que pueda sustituir a los actuales aviones comerciales, etc.
Dificultades para un mix 100 % renovable
Ciñéndome al problema de la obtención de energía eléctrica, hasta el momento, gran parte de los esfuerzos realizados por los gobiernos de numerosos países se han centrado en el desarrollo de escenarios energéticos donde tengan el papel protagonista las tecnologías renovables: hidroeléctrica, biomasa, eólica, solar fotovoltaica, termoeléctrica, mareomotriz y geotérmica.
Hoy por hoy, dada la “juventud” de las tecnologías renovables, hay una falta casi total de evidencia histórica acerca de la viabilidad de los sistemas de producción de electricidad 100 % renovable que operan a escalas regionales o más grandes. El único país desarrollado que tiene un sistema de producción de electricidad con fuentes 100 % renovables es Islandia, gracias a sus acuíferos geotérmicos poco profundos, abundante energía hidroeléctrica y una población de solo 300.000 personas.
Por el contrario, cuando se analiza el porcentaje de energía renovable presente en los mix energéticos de los países de la Unión Europea, el resultado es el siguiente:
De hecho, solo países como Costa Rica, Mozambique, Zambia, Etiopía o Albania tienen mix energéticos casi 100 % renovables, pero no por voluntad política decidida, sino por sus bajos grados de desarrollo industrial (el caso excepcional sería Uruguay, poco desarrollado, pero con voluntad de disponer de un mix mayoritariamente renovable).
No hay ninguna duda de los beneficios que aporta la incorporación de las tecnologías renovables a los “mix” energéticos de todos los países que lo están llevando a cabo, pero queda por probar que un “mix” 100 % renovable sea viable, al menos con los datos de los que disponemos hoy en día.
En efecto, en los diversos escenarios planteados en la actualidad para lograr una producción de electricidad 100 % renovable (y de todas las necesidades energéticas en general) todavía subsisten cuestiones sin resolver: ¿Puede funcionar un sistema así? ¿Qué evidencia se requiere para describir un sistema de este tipo con suficiente detalle para que variables como el tiempo, el costo, la intermitencia, los impactos medioambientales puedan cuantificarse con precisión? No hay que olvidar los sustanciales inconvenientes de estas fuentes de energía: baja densidad energética, intermitencia, dificultades de almacenamiento, etc.
Cambio en el paradigma energético
En otras palabras, es imprescindible realizar estudios rigurosos que permitan mostrar la viabilidad de tal cambio de paradigma energético, habida cuenta de que en el sector de la energía las inversiones son muy costosas, los períodos de amortización muy largos y, por consiguiente, los cambios son necesariamente muy dilatados en el tiempo. Por ejemplo, cambiar el mix energético español de generación de electricidad, con 27.000 MW de centrales de ciclo combinado, instalados en su mayor parte a finales de la década de 1990, llevaría no menos de 30-40 años, que es el plazo previsible de amortización de esas inversiones.
En conclusión, nos encontramos en un momento decisivo, en el que las decisiones de política energética que se tomen ahora serán determinantes para lo que suceda en nuestro planeta en las próximas décadas. Parece claro que hay que realizar esfuerzos, tanto científicos como económicos, para encauzar adecuadamente un problema que amenaza el futuro de nuestras sociedades.
Mi motor funciona con 12 volts y consume hasta 30 ah. Necesito 12 Amp para usarlo al 20% de su potencia sin pilas. Entiendo que el panel de 300 watts genera unos 7 amp, calculo que con dos puedo obtener 12 amperes. Los paneles son de 30 volts o valores diferentes a los 12 volts. Tengo estas dudas: Existe algún device que se encargue de regular el voltaje y bajarlo de 31 a 12 V, ¿cómo se llama y con qué especificaciones para los valores que planteo? ¿Son correctas mis estimaciones del amperaje que puede producir el panel? ¿Al bajar el voltaje de 31 a 12 podré obtener más amperaje? Agradezco cualquier orientación.