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Formación profesional en el sector eléctrico. Gato por liebre

Por Antoni Ruiz

Hablando de la nueva formación profesional (FP) en el contexto del sector eléctrico, no es nada nuevo, y se ha comentado por aquí en los últimos post, que la electrificación en España es una realidad y cada día las cifras lo corroboran. Lo que sí sorprende ver es la vorágine que están tomando recientemente los nuevos vientos que corren por algún despacho.

Me explico: produce cierta vergüenza ajena escuchar a personas que nunca han creído ni apostado por la formación profesional explicar, hoy en día, sus bondades y ventajas. Aspectos favorables que ni ellos mismo se creían hasta la fecha.

Por no hablar de los nuevos mesías, unos especuladores que están entrando e invirtiendo fondos en una nueva industria (la FP). Un ámbito, la Formación Profesional, al que se ha calificado de muy rentable a corto plazo en nuestro país (tiempo al tiempo, ya verán ustedes). Aquí se suben al carro macroempresas y dinero rápido cuando ven negocio, nada que ver con los centros de formación e institutos rigurosos y serios. Estos últimos son entidades que hacen un trabajo excelente con la orientación y cohesión en barrios y ciudades, y que van actualizándose hacia la nueva FP.

En estos centros e institutos tengo depositada toda mi esperanza e impulso. Sólo con una formación de calidad aseguraremos la excelencia hacia los alumnos y el reconocimiento a los claustros de profesores. No puede ser de otra manera, alcanzaremos la excelencia en la formación profesional entre todos, para que sea de nuevo “de primera opción”.

Nuevos apóstoles de la Formación Profesional

Durante cuatro décadas en España ha existido un mito y estigma negativo sobre la Formación Profesional. Se ha creado una opinión sesgada en la sociedad sobre una formación que es en realidad altamente eficaz y operativa. Así se lleva demostrando desde hace años en los países más avanzados en este ámbito en el norte y centro de Europa.

La formación profesional sigue lastrada por una imagen negativa en España
La formación profesional todavía sigue lastrada por un estigma negativo en España. La realidad es que es una modalidad muy eficaz y con muchas salidas laborales, como ocurre en el sector de las instalaciones técnicas.

Bien, pues los nuevos apóstoles de la nueva FP hablan sin ningún fundamento y experiencia de algo que les ha producido vómito hace cuatros días como si del “nuevo maná” se tratase. Es hipócrita y necio, cómo se conducen estas personas, que hasta ayer indicaban su alta cualificación con pies de correo interminables, o bien con tarjetas de ocho líneas con todos sus grados universitarios, másteres y MBA.

Qué discurso más falso; muchos de ellos han sido víctimas del sistema y no se han enterado todavía.

Miren, hace más de una década que las empresas buscan, a la hora de seleccionar personas para empleos técnicos e intermedios, que éstas tengan y demuestren competencias, conocimiento y habilidades. Y que aporten altas dosis de aptitud, lo demás es una titulitis superficial y postureo.

Equilibrar el desajuste

En el sector eléctrico, y por extensión el de los técnicos en infraestructuras e instalaciones de energías y fluidos, se hace necesario un relevo en los próximos años con cifras espectaculares. La demanda de personal va en aumento y no hay estímulos suficientes para que se incorporen nuevos profesionales. Es algo ya conocido por todo el sector, pero la tendencia se intensifica y merece una atención especial o las consecuencias serán la falta de viabilidad de una gran cantidad de pymes y medianas empresas. Las grandes también lo padecen, pero en estas la especialización y los planes internos de formación lo suavizan.

Veremos grandes cambios en la nueva FP, pero aquí todo el mundo es necesario si queremos ver grandes retos hechos realidad. Gobiernos, centros de formación, empresas y familias tienen que arrimar el hombro; ya no valen excusas, hay que hablar de planes sectoriales o la fatiga se prolongara más de lo necesario.

Formación profesional para el relevo generacional

No hay que excluir, por supuesto, para nada los estudios universitarios superiores, son muy necesarios y sin ellos una sociedad moderna no podría avanzar. Pero sí que hace falta equilibrar el desajuste existente en nuestro país, resolviendo un conflicto permanente con una mejor versión en las categorías de estudios intermedios que aporten jóvenes y profesionales de otros sectores a los Ciclos Formativos de Grado Medio (CFGM) y Ciclo Formativo de Grado Superior (CFGS) del nuestro.

En conclusión, debemos estar atentos y hacer las cosas bien. No valen los atajos y falsas promesas, que ya prometen algunas empresas privadas que se pueden encontrar “googleando”. Estas ponen el interés económico delante de una FP de calidad con sus requisitos y tiempos adecuados. La nueva ley de FP va a permitir adaptaciones curriculares, dualidad y gestión compartida entre los Centros de formación y las empresas. Pero ojo, no vale todo, y la escasez junto con las recetas milagrosas siempre salen caras.

Como el nombre del artículo indica, y valga la expresión popular, no hay que dejarse aconsejar o guiar por personas que te ofrecen “gato por liebre”. La metáfora es claramente bien conocida en España, y solo quien ha estudiado, vivido y gozado con la formación profesional conoce este binomio de trabajo y formación.

El resto es aprovechar la oportunidad y punto. ¡Viva la Formación Profesional!

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