Tribuna de opinión de Pedro García Gómez, director de la División Energía y Renovables en Salvador Escoda, y Former President y miembro del Consejo Asesor en ACTECIR.
La COP29, celebrada en Bakú (Azerbaiyán), concluyó con una serie de compromisos e iniciativas que, aunque prometedoras en apariencia, dejan importantes dudas sobre su capacidad para abordar la crisis climática con la urgencia que requiere.
Desde el “Objetivo de Financiación de Bakú” hasta la implementación del Artículo 6 del Acuerdo de París, los resultados de la cumbre reflejan tanto las oportunidades como las limitaciones de la cooperación internacional frente al cambio climático.
El Objetivo de Financiación de Bakú: un paso adelante, pero insuficiente
Uno de los principales resultados de la COP29 fue el establecimiento de un objetivo financiero para canalizar, “al menos”, 300.000 millones de dólares anuales hacia los países en desarrollo hasta 2035.
Este compromiso busca reducir las desigualdades en la transición energética y movilizar inversiones en economías emergentes. Sin embargo, esta cifra está muy por debajo de los 1,3 billones de dólares anuales que las naciones en desarrollo consideran necesarios para abordar la magnitud del desafío climático.
Aunque el acuerdo incluye un llamamiento a movilizar una cifra más ambiciosa mediante una combinación de fondos públicos y privados, no se establecieron mecanismos claros para garantizar su cumplimiento. Esto ha generado frustración en países como India y Nigeria, que acusaron al liderazgo de la COP29 de apresurar las negociaciones sin alcanzar un consenso adecuado, evidenciando las tensiones entre el Norte y el Sur global.
Mercados de carbono: progreso técnico con reservas
La cumbre marcó un hito al completar las negociaciones del Artículo 6 del Acuerdo de París, que regula los mercados de carbono. Este avance técnico cierra una brecha pendiente desde la firma del acuerdo en 2015. El acuerdo contempla dos pilares principales:
- Artículo 6.2. Establece las reglas para el comercio de carbono entre países, proporcionando una base más sólida para las transacciones ya en marcha. Aunque promete mayor transparencia, algunos temen que pueda convertirse en un “salvaje oeste” debido a las sanciones limitadas ante inconsistencias.
- Artículo 6.4. Crea el Mecanismo de Acreditación del Acuerdo de París (PACM), un mercado internacional de carbono con estándares más estrictos que los anteriores, que incluye herramientas obligatorias de desarrollo sostenible y criterios de “adicionalidad”. Las primeras metodologías para este mecanismo se aprobarán en 2025.
A pesar de estos avances, grupos de observadores advierten sobre los riesgos de greenwashing y los problemas en las metodologías aplicadas a actividades como soluciones basadas en la naturaleza.
Los mercados de carbono han sido objeto de críticas debido a su potencial para perpetuar el status quo, pues existe el riesgo de que se utilicen como instrumentos de compensación que retrasen las reducciones reales de emisiones, en lugar de fomentar una transición genuina hacia energías limpias.
COP29: El retraso en la implementación de compromisos
Otro tema crucial fue el retraso en la implementación de los compromisos derivados del “balance global” del año anterior, que incluían la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. La falta de consenso sobre este punto llevó a que la decisión se aplazara hasta la COP30 en Brasil, dejando en suspenso medidas esenciales en un momento en el que cada año perdido agrava la crisis climática.
Regiones en desarrollo: discursos esperanzadores, avances limitados
Iniciativas como la Asociación Acelerada para las Energías Renovables en África (APRA) y la Asociación para Renovables en Asia Central (APRECA) fueron anunciadas como modelos prometedores para movilizar inversiones en energías renovables en estas regiones.
Sin embargo, África, que actualmente recibe menos del 2 % de las inversiones globales en energías renovables, sigue enfrentando barreras estructurales que dificultan su desarrollo energético sostenible. En Asia Central, los desafíos son similares. Aunque APRECA busca replicar el modelo de APRA, su éxito dependerá de la capacidad para superar obstáculos como la falta de infraestructura, el acceso a la financiación y la ausencia de políticas de apoyo robustas.
El impacto de la política global: Donald Trump y Azerbaiyán
La reelección de Donald Trump, un crítico abierto de las políticas climáticas, lanzó una sombra sobre las negociaciones. Su promesa de retirar nuevamente a Estados Unidos del Acuerdo de París amenaza con debilitar el liderazgo global en un momento crucial. Estados Unidos, como mayor emisor histórico, juega un papel fundamental en el éxito de las metas climáticas y su posible retirada complicaría aún más los esfuerzos internacionales.
Por otro lado, el rol de Azerbaiyán como anfitrión generó controversias. Su dependencia económica de los combustibles fósiles, que representan dos tercios de sus ingresos gubernamentales, desató críticas sobre un posible conflicto de intereses. Un ministro calificó su gestión como “deplorable”, poniendo en tela de juicio la neutralidad necesaria para liderar un evento de esta magnitud.
Energía fósil y transición energética
25 países y la UE se comprometieron a incluir en sus NDCs (Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional) la eliminación del carbón sin captura de CO₂.
Reino Unido, Colombia y Nueva Zelanda se unieron a una coalición que busca eliminar los subsidios a combustibles fósiles. Sin embargo, pocos países han cumplido con los inventarios de subsidios prometidos. La alianza Beyond Oil and Gas, enfocada en eliminar el petróleo y el gas, no sumó nuevos miembros en esta edición.
En el ámbito de las energías limpias, COP29 presentó varias iniciativas clave, como la meta de instalar 1,500 GW de almacenamiento energético y añadir 25 millones de kilómetros de redes eléctricas para 2030.
También se destacó la promoción de zonas y corredores de energía verde para transmitir renovables de manera eficiente y segura, y la Declaración del Hidrógeno, enfocada en aumentar la producción de hidrógeno renovable y reducir los 96 millones de toneladas anuales generadas con combustibles fósiles.
Además, se lanzó la Alianza Global de Energía Limpia, liderada por el Reino Unido e integrada por países como Brasil y Australia, con el objetivo de triplicar la capacidad global de renovables para 2030. Sin embargo, aunque se avanzó en la transición energética y la reducción de metano, persisten resistencias hacia el abandono de combustibles fósiles y ciertos compromisos carecen de implementación concreta.
El camino hacia la COP30 y más allá
La próxima cumbre climática, COP30, se celebrará del 10 al 21 de noviembre de 2025 en Belém (Brasil), una ciudad ubicada cerca de la Amazonía. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva promovió su ubicación como un símbolo de los esfuerzos por proteger la selva tropical.
Preparativos y desafíos logísticos:
- El gobierno de Brasil ha invertido más de $800 millones en preparar la ciudad para el evento.
- Sin embargo, Belém enfrenta problemas de contaminación, violencia y escasez de alojamiento. Para cubrir la demanda, se están construyendo tres hoteles nuevos y se planea alojar a 5.000 personas en barcos de crucero.
Expectativas clave para COP30:
- Nuevas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs). Los países deben presentar sus metas actualizadas para reducir emisiones antes de febrero de 2025, lo que posiciona a COP30 como una cumbre crucial para aumentar la ambición climática global.
- Enfoque en la naturaleza. La COP30 será promovida como una “Cumbre de la Naturaleza” debido a su cercanía al Amazonas. Brasil está colaborando con Colombia (sede de la COP16 de biodiversidad) para integrar la pérdida de biodiversidad en las negociaciones climáticas, aunque sin añadir un nuevo tema a la agenda.
- Propuesta de tratado sobre minerales críticos. Brasil y Colombia trabajarán en un tratado vinculante global para rastrear las cadenas de suministro de minerales esenciales.
La COP30 será un punto crucial para combinar esfuerzos en biodiversidad y acción climática, mientras las negociaciones avanzan en el marco del Acuerdo de París y más allá.
Conclusión de la COP29: promesas insuficientes y el reloj en contra
La COP29 expuso las fracturas en la cooperación internacional y la incapacidad de los países desarrollados para cumplir con sus responsabilidades históricas. Aunque el “Objetivo de Financiación de Bakú” representa un avance, su falta de ambición refleja un patrón preocupante de metas tibias y promesas ambiguas.
Con la COP30 en Brasil como próxima parada, el mensaje es claro: el tiempo para compromisos vacíos ha terminado. La comunidad internacional debe actuar con la urgencia que exige la crisis climática, liderando con acciones tangibles y ofreciendo un apoyo significativo a las regiones más vulnerables.
Estas son nuestras últimas oportunidades reales para mantener vivo el objetivo de 1,5°C. La pregunta sigue siendo si el mundo está dispuesto a aprovecharlas.