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Francesc Acín (izda.), presidente de AFME, junto a Andrés Carasso, secretario general-gerente de la Asociación, durante la asamblea celebrada el 30 de junio, en formato de videoconferencia.
Francesc Acín (izda.), presidente de AFME, junto a Andrés Carasso, secretario general-gerente de la Asociación, durante la asamblea celebrada el 30 de junio, en formato de videoconferencia.

AFME estima que la caída de actividad se situará entre el -15 % y el -20 % a finales de año

Por Miguel Ángel Jiménez
La Asociación de Fabricantes de Material Eléctrico ofreció un balance del mercado en su Asamblea general celebrada ayer, 30 de junio, en formato telemático por primera vez. El impacto de la crisis del COVID-19 se ha dejado sentir en el mercado. AFME prevé que la recuperación se consolide en el tramo final del año.

El primer semestre de 2020 registró una caída del sector de material eléctrico del -22,47 % respecto al mismo periodo del año anterior por los efectos del Coronavirus, desveló Francesc Acín, presidente de AFME (Asociación de Fabricantes de Material Eléctrico), en su Asamblea general celebrada ayer, 30 de junio, por primera vez en formato de videoconferencia por las especiales circunstancias de la crisis del COVID-19. En este sentido, Acín señaló que la previsión de la Junta Directiva es que el descenso de la actividad se sitúe entre el -15 % y el -20 % a finales de este año, si no se produce ningún contratiempo y la mejora sanitaria se consolida. En esta reunión virtual asistieron un total de 90 personas que representaban a 85 empresas.

El impacto de la pandemia del Coronavirus se ha notado especialmente desde mediados de marzo, a raíz de las semanas más duras del confinamiento, si bien la Asociación ha constatado que la actividad se ha recuperado en mayo y, sobre todo, en junio. “Las medidas aprobadas por el Gobierno son insuficientes”, pues se han centrado en “crédito, crédito y más crédito, cuando estamos en una crisis de liquidez“, subrayó el presidente de AFME. Por ello, puso el acento en la labor que está realizando la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad (PMcM), donde se integra la Asociación, y en la necesidad urgente de un régimen sancionador.

Las expectativas de la Asociación apuntan a que la recuperación pueda consolidarse en el tramo final del año  y retomar una senda de crecimiento normal en el año 2021, si no surgen rebrotes serios.

Las exportaciones –que compensaron el desplome del mercado nacional en la pasada recesión iniciada en 2008– han mostrado una mala evolución en la primera parte del año, con una caída del -17 % al cierre del mes de abril. Si bien el comportamiento del negocio en el exterior “va por barrios”, ya que hay zonas geográficas y empresas que están obteniendo buenos resultados.

Para Francesc Acín, las áreas que permitirán relanzar la economía y que afectan al sector son cinco: la rehabilitación energética de edificios, el impulso a las energías renovables, la apuesta por el autoconsumo, los puntos de recarga para movilidad eléctrica y la fabricación de baterías eléctricas, por la importancia del almacenamiento. Estos vectores “podrían generar en su conjunto unos 100.000 empleos”, resaltó. 

La transformación digital se acelera

Por otro lado, Josu Ugarte, presidente de la Comisión de Mercado de AFME, desgranó en su intervención las grandes tendencias que marcarán el presente y futuro del sector tras el impacto de la pandemia, haciendo hincapié en que el colectivo de pymes españolas tiene muchas dificultades en absorber las innovaciones tecnológicas: la sensórica, la conectividad, el big data o la Inteligencia Artificial (IA) van a transformar todos los sectores e influir en la generación de la demanda del usuario final, y está costando adoptarlas. Otro aspecto clave será la apuesta por la fabricación local –acercando los centros de producción a dónde se consume–.

El COVID-19 ha acelerado la transformación digital en las empresas, según Ugarte, por su efecto en la reducción de costes. También provocará un aumento del papel del Estado, que podría entrar en compañías estratégicas y que actuará como impulsor de planes de estímulo económico. La digitalización también afectará a las operaciones comerciales de las empresas y al fomento del comercio electrónico. La gestión remota de los activos es otra tendencia “que se va a quedar”, enfatizó. Junto a la digitalización, la sostenibilidad es otro de los ejes que serán esenciales en el desarrollo del mercado; ambos vectores vienen impulsado por el Green Deal europeo.

Las previsiones oficiales indican que el PIB nacional crecerá en torno al 6 % en 2021, tras una caída que oscilará entre el -9 % y el -13 % en 2020, en un escenario de incertidumbre donde todo dependerá de cómo funcione el turismo. Todos los segmentos se han visto afectados por la crisis derivada del COVID-19, pero en la asamblea se mencionó la bajada considerable de la licitación pública de obra civil y la caída prevista de la inversión del -5,4 % en la construcción residencial en 2020, con solo 89.000 viviendas en el conjunto del año. Los ámbitos de terciario e industria sufrirán, si bien Josu Ugarte destacó en positivo las inversiones de las compañías eléctricas, sobre todo por la necesidad de desarrollar las infraestructuras para el crecimiento de las renovables y las microrredes.

Los representantes de AFME remarcaron las grandes dosis de incertidumbre que preside la actividad económica hoy, y que hace muy difícil realizar cálculos y previsiones. Pero el sector se encuentra en un entorno con “oportunidades que tiene que aprovechar”, ya que “el futuro es eléctrico“, destacó Francesc Acín.

Por la amplitud de temas abordados, en el próximo newsletter se ofrecerá la segunda parte las conclusiones de la Asamblea.

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