Un operario resulta herido tras la explosión de un cuadro eléctrico en el centro de Pontevedra

Los hechos ocurrieron cuando el trabajador realizaba labores de rehabilitación en un edificio. “Actualmente hay muchas viviendas en las que la instalación eléctrica es como coger un coche sin airbag ni cinturón”, afirma Rafael Suárez, secretario general de FEGASINEL, que considera que el problema no radica en la normativa, sino en la falta de control y mantenimiento.
Por Pablo García
Los servicios de emergencia atienden al operario herido en Pontevedra. Imagen: Faro de Vigo / Gustavo Santos.
Los servicios de emergencia atienden al operario herido en Pontevedra. Imagen: Faro de Vigo / Gustavo Santos.
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La explosión de un cuadro eléctrico provocó este lunes quemaduras en cara y manos a un operario que trabajaba en la rehabilitación de un edificio en el centro de Pontevedra. Se trata del segundo suceso grave relacionado con el riesgo eléctrico que ocurre en Galicia en lo que va de año, pues, a finales de enero, dos instaladores de Elecnor resultaron heridos graves a causa de un cortocircuito.

Estos hechos, unidos a que en España solo uno de cada tres hogares cuenta con una instalación eléctrica segura, según datos de Schneider Electric, reabren el debate sobre la seguridad de los instaladores y la necesidad de realizar inspecciones periódicas también en las instalaciones residenciales.

Precisamente, para conocer cómo está la situación en la comunidad gallega, este medio ha conversado con Rafael Suárez, secretario general de la Federación Gallega de Asociaciones de Instaladores Eléctricos y de Telecomunicaciones, FEGASINEL.

El problema no es la normativa, sino la falta de control

“Mientras la instalación funciona, no se presta ninguna atención al mantenimiento. No le damos la importancia que tiene. Hay que darse cuenta de que, actualmente, existe gran cantidad de viviendas en las que la instalación eléctrica es como coger un coche sin airbag ni cinturón“, explica Rafael Suárez en declaraciones a este medio.

“Imagina -continúa- la potencia que se necesitaba hace 30 años y la que necesitamos ahora. Los 3 kW por vivienda de hace tres décadas se han convertido, al menos, en 5 kW; este aumento de la demanda global de los edificios puede provocar situaciones de peligro, por ejemplo, un recalentamiento de elementos de la instalación que no se percibe si no se realiza un mantenimiento adecuado”, argumenta.

“Las protecciones actuales no tienen nada que ver con las de hace 30 años. Con lo cual, esas instalaciones no es que no estén protegidas, es que son peligrosas“, afirma el secretario general de FEGASINEL.

“En Galicia, no tenemos una normativa obsoleta, la norma obliga a hacer una inspección periódica cada cinco años en locales de pública concurrencia y en algunas industrias, el problema es que estas inspecciones, en muchos casos, no se hacen. Pero la situación es peor en las instalaciones de tipo particular y comunitario, pues no están obligadas a realizar ningún tipo de inspección periódica”, explica Rafael Suárez a este medio.

Esta situación supone un riego para los propios instaladores, que cuando acuden a solventar un problema en una instalación, con el simple hecho de abrir un cuadro, se enfrentan al arco eléctrico provocado por desajustes en la instalación, desconexiones de la toma a tierra, etc. “Un simple reapriete de los bornes cada 5 años evita que se genere este pequeño arco eléctrico”, remarca el representante de FEGASINEL.

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Medidas para minimizar el riesgo eléctrico

En primer lugar, Rafael Suárez pediría a la Consellería de Industria de la Xunta “que realice más inspecciones y que haga más campañas para concienciar a la sociedad sobre la importancia de realizar mantenimientos periódicos de las instalaciones eléctricas. Es una cultura que no tenemos, somos demasiado confiados en este aspecto”.

“Hay que poner de relevancia que el mantenimiento preventivo funciona siempre. Sí, supone un pequeño pago a la empresa instaladora, pero evita problemas y, habitualmente, gastos más elevados cuando se produce una incidencia. En este sentido, la industria está más avanzada; para ellos, el mantenimiento es un aspecto fundamental, porque un problema eléctrico puede suponer una parada de la producción e importantes pérdidas”, razona Suárez.

En cuanto a propuesta de PECALE, la asociación de instaladores de Castilla y León, de establecer un contrato de mantenimiento obligatorio de instalaciones eléctricas, el secretario general de FEGASINEL considera que, de ponerse en marcha, sería una medida muy positiva.

Por último, Rafael Suárez recuerda que el instalador debe contar con una formación obligatoria (prevención de riesgos laborales, trabajos en altura, etc.) y una serie de equipos de protección (guantes, pantalla, etc.) para minimizar las consecuencias en caso de accidente eléctrico. Además, para terminar y aunque pueda parecer ‘de perogrullo’, si es posible, siempre se recomienda desconectar el suministro eléctrico.

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