"Es el protagonista invisible en el proceso de reciclaje profesional", destacan desde Ecolum Recyclia, entidad que ha continuado con su actividad durante estos meses... a pesar del COVID-19.
El COVID-19 no ha detenido el reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos. Así lo certifica Ecolum Recyclia, que quiere poner en valor la importancia del contenedor, y a toda la cadena de valor que hay detrás de él, como elemento clave para dar una segunda vida a este tipo de residuos.
“Es el protagonista invisible en el proceso de reciclaje profesional”, destacan desde Ecolum Recyclia, entidad que ha continuado con su actividad durante estos meses… a pesar del COVID-19. “Acertar con un diseño y un packaging óptimos han sido determinantes para modular la demanda y atender a los fabricantes, distribuidores e instaladores del sector de la iluminación, haciendo accesible el depósito de equipos obsoletos”.
La huella de carbono
Una de las premisas para diseñar los contenedores que suministra Ecolum Recyclia es su huella de carbono, un metal incluido en la economía circular, “ya que puede reciclarse infinitas veces sin perder propiedades”, aclaran desde la propia entidad.
Ecolum Recyclia trabaja con tres diseños, adaptados para pequeñas, medianas y grandes necesidades de contenerización. Las jaulas metálicas son adecuadas para el depósito de luminarias y rótulos luminosos.
En cuanto a los formatos pequeño y mediano de contenerización de lámparas, estos permiten el almacenamiento de fluorescencia, leds, y también lámparas de descarga. De todos ellos, Ecolum Recyclia asegura que el contenedor pequeño de cartón es uno de los más valorados.
