Esta solución ofrece nuevas posibilidades constructivas respecto a los paneles convencionales, ya que, además de generar energía, puede sustituir a algunos elementos constructivos y ejercer de aislante térmico y acústico. Actualmente existen dos tipos de vidrio fotovoltaico en el mercado, de silicio cristalino y de silicio amorfo.
En pleno boom de la energía solar y el autoconsumo, el vidrio fotovoltaico o vidrio BIPV (por sus siglas en inglés, Building Integrated Photovoltaic) es una solución todavía poco popular en nuestro país, aunque ofrece nuevas posibilidades constructivas respecto a los paneles solares convencionales.
En este sentido, Saltoki ha elaborado un artículo técnico sobre esta solución que forma parte de la envolvente del edificio, que puede sustituir a otros elementos constructivos (como ventanas o paredes) y que es capaz de aportar tanto energía eléctrica renovable como las funcionalidades propias del aislamiento.
Ventajas del vidrio fotovoltaico
Desde el distribuidor destacan la capacidad de personalización del vidrio fotovoltaico, que se puede fabricar de cualquier forma, espesor, grado de transparencia, color y tamaño, eso sí, hasta un máximo de 4×2 metros, que son las máximas dimensiones disponibles actualmente en el mercado.
Además, se trata de un material que, al mismo tiempo que genera energía, aísla al edificio a nivel térmico y acústico y es capaz de filtrar las radiaciones solares nocivas (hasta el 99 % según datos del fabricante Onyx Solar).
En esta línea, la luz visible que entra al interior del inmueble puede oscilar entre el 10 y el 30 %, lo que favorece una iluminación interior más agradable, gracias a su carácter difuso. Eso sí, cuanto más transparente sea vidrio, menor capacidad de generar energía tendrá.
Imagen: Saltoki.
Tipos de vidrio fotovoltaico
Explica Saltoki que, hoy en día, existen dos tipos de vidrio fotovoltaico, que se diferencian por el tipo de silicio empleado para su fabricación: el vidrio de silicio cristalino (c-SI) y el vidrio de silicio amorfo (a-SI).
La primera opción es adecuada cuando se busca generar la mayor cantidad de energía por metro cuadrado. El vidrio cristalino tiene una potencia que varía normalmente entre los 80 y los 160 Wp por metro cuadrado, dependiendo de la densidad de célula que requiera el diseño para que pase mayor o menor cantidad de luz natural. Esta solución es habitual en pérgolas, cubiertas y lucernarios.
Por su parte, el vidrio de silicio amorfo está indicado para condiciones de radiación difusa o escasa o en condiciones de altas temperaturas. Su principal ventaja es que ofrece una mayor producción de energía (kWh) a igual potencia instalada (kWp) en condiciones de radiación difusa y altas temperaturas.
Pueden consultar más detalles sobre el vidrio fotovoltaico en la web de Saltoki.