El distribuidor de material eléctrico acaba de ampliar su depósito aduanero de Quart de Poblet, situado estratégicamente muy cerca del puerto de Valencia. Conversamos con Alberto Ocaña, Account Manager de Servicios Logísticos de la compañía, quien nos explica las medidas que han tomado para minimizar los efectos de la crisis logística.
Amara acaba de ampliar el depósito aduanero que posee en Quart de Poblet, un emplazamiento estratégico, ya que se encuentra muy cerca del puerto de Valencia, una de las vías de entrada de mercancías más importantes de toda la Unión Europea. Un paso estratégico importante de cara a minimizar las consecuencias de la crisis logística que está provocando que el precio de los fletes se haya multiplicado por cuatro en los últimos meses.
“Hemos ampliado el recinto del depósito fiscal, no las instalaciones como tal. Anteriormente era un recinto acotado dentro del almacén y ahora es todo el almacén, incluyendo la campa, hasta alcanzar los 20.000 metros cuadrados“, nos cuenta Alberto Ocaña, Account Manager de Servicios Logísticos de Amara.
El depósito aduanero es un recinto acotado en el cual las mercancías se almacenan bajo el control de la aduana, sin el pago de los derechos e impuestos de importación hasta su venta. Esta situación permite a las empresas una mayor disponibilidad de stock y ahorro de costes, circunstancia que adquiere especial importancia en un contexto como el actual en el que la crisis de las materias primas ha derivado en problemas logísticos y de escasez.
Pero las instalaciones de Quart de Poblet, en las que trabajan 30 personas entre operarios y personal de oficina, son mucho más que un almacén: “También contamos con un laboratorio para test de módulos solares, personal especializado en gestión de material energético y otras ventajas que nos sitúan como un operador logístico de referencia de las energías, en especial de las renovables”, señala Ricardo Díaz Burgos, Sales Manager del distribuidor.
La receta de Amara para hacer frente a la crisis
La escasez de ciertos materiales y componentes, así como los retrasos en la entrega, están poniendo a prueba la gestión logística de las diferentes compañías, también las del sector eléctrico. Por eso, aprovechando la ampliación del recinto aduanero, hemos preguntado a Alberto Ocaña qué medidas ha puesto en marcha Amara para minimizar el impacto de la crisis.
“En Amara estamos usando el mismo sistema que recomendamos a nuestros clientes: unir esfuerzos en la gestión de compras, cuanto más volumen, mejores condiciones, también para el transporte marítimo”, señala.
“Por otro lado -continúa-, mitigar riesgos almacenando en España, bien en almacenes temporales cerca de planta o en almacenes fijos como puede ser nuestra instalación de Valencia, la cual tiene el valor añadido del depósito fiscal y su cercanía a puerto. Muchas veces es mejor contar con un gasto fijo pero controlado durante unos meses que esperar mientras vemos como suben los precios”, explica Ocaña.
Y es que, según nos relata, los precios de los fletes se han encarecido “aproximadamente un 400 % desde los 2.000 o 2.500 dólares iniciales que costaban antes del comienzo de la subida”. Es decir, el precio de los contenedores a escalado hasta situarse por encima de la barrera psicológica de los 10.000 dólares.
