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Las asociaciones responden a las incertidumbres en torno al vehículo eléctrico en España

Por Sara PortilloRedactora del Área de Material Eléctrico
El camino hacia la movilidad eléctrica en España está lleno de retos, pero también de oportunidades. En este contexto, representantes de AEDIVE, GANVAM y FENIE aportan al Área de Material Eléctrico de C de Comunicación sus perspectivas. 

El sector del vehículo eléctrico no parece avanzar al exigente ritmo que requieren los ambiciosos objetivos marcados por el PNIEC. Uno de los retos de España era alcanzar cinco millones y medio de coches eléctricos matriculados para 2030, por el momento se contabilizan 540.000. Por otro lado, las ventas se resienten y la incertidumbre crece con medidas como la de imponer aranceles a aquellos vehículos eléctricos fabricados en China. 

Este panorama ha propiciado que diferentes y numerosos fabricantes cambien de estrategia y pospongan sus metas de ser 100 % eléctricos para el año 2030. El camino hacia la movilidad eléctrica en España está lleno de retos, pero también de oportunidades. En este contexto, AEDIVE, GANVAM y FENIE aportan al Área de Material Eléctrico de C de Comunicación sus perspectivas. 

Ralentización en el mercado del vehículo eléctrico

De acuerdo con Arturo Pérez de Lucia, director general de AEDIVE, a nivel tecnológico el vehículo eléctrico “muestra un grado elevado de madurez”. “España es una referencia en fabricación, no solo de vehículos eléctricos, sino también de componentes y equipos de infraestructura de recarga”, continúa.

“Los fabricantes nacionales de punto de carga cuentan con un elevado prestigio internacional y alta penetración en mercados exteriores, exportan más del 80 % de su producción”, ilustra. No obstante,  a nivel de mercado “está habiendo una ralentización de matriculaciones“.

En la misma línea, Fernando Miguélez, director general de GANVAM, explica: “El cambio hacia el vehículo eléctrico se está produciendo a una velocidad inferior a la esperada, y esto está obligando a revisar estrategias corporativas”. Desde la asociación advierten que “el mercado no demanda vehículos al ritmo que se pretende imponer”, algo que genera un desajuste entre las expectativas y la realidad. 

Por su parte, Miguel Ángel Gómez, presidente de FENIE, subraya la resiliencia del sector frente a los diferentes contratiempos: “Hemos sido conscientes de que todo proceso o cambio, como es el caso de la introducción de la movilidad eléctrica, lleva aparejados momentos en los que hay que seguir siendo firmes y continuar apostando, a pesar de los baches que se puedan dar por el camino”. 

Impacto en la cadena de valor

Toda esta situación impacta en fabricantes, instaladores y toda la cadena de valor del sector. “El colectivo de fabricantes de equipos de recarga ofrece un alto potencial de negocio, debido a los numerosos planes de despliegue de infraestructura”, explica Pérez de Lucia (AEDIVE). 

Con respecto a los instaladores, destaca que “la movilidad eléctrica es una ventana de oportunidad, ya que pueden ofrecer servicios adicionales a la instalación, como financiación, gestión de subvenciones y posventa”.

Miguélez (GANVAM) advierte de los riesgos que plantea la incertidumbre tecnológica, esta “afecta a las ventas y, por tanto, al negocio de la distribución”. “Si no se venden coches eléctricos, no se apoya la fabricación, esto es una cadena”. Además, “estamos hablando de la automoción: un pilar económico estratégico que genera más de 350.000 empleos directos en el lado de la distribución”, subraya,

Con respecto a las empresas instaladoras, estas no se ven tan afectadas directamente, aunque siguen comprometidas con el avance de la movilidad eléctrica. Así lo explica Gómez (FENIE): “Las empresas instaladoras, en líneas generales, ofrecen un amplio abanico de instalaciones/servicios a sus clientes por lo que el impacto sobre cualquier agente que se dedique de forma exclusiva a la movilidad, es posiblemente menor”.

“En cualquier caso, tal y como hemos comentado, desde FENIE vamos a continuar apostando por nuestra hoja de ruta para contribuir con todos los agentes implicados en maximizar objetivos y acercar la movilidad eléctrica a la sociedad”, agrega.

Alcanzar los retos del PNIEC 

El PNIEC ha fijado un objetivo muy ambicioso: contar con 5,5 millones de vehículos eléctricos para el año 2030. No obstante, el panorama actual está complicando la consecución de este reto, algo que los expertos del sector no ven nada fácil.

Miguélez (GANVAM) se muestra cauto: “Según las previsiones que manejamos, en 2030 alrededor del 33 % de las matriculaciones corresponderán a vehículos electrificados. Esto pone de manifiesto la necesidad de poner en marcha medidas aceleradoras para poder cumplir con los objetivos”.

Además, es algo que “evidencia la urgencia de tener en cuenta un enfoque tecnológico diverso porque al fin y al cabo la descarbonización va de reducir emisiones y no tecnologías”, sostiene. 

Por su parte, Pérez de Lucia (AEDIVE) insiste en que se trata de un desafío no sólo tecnológico, sino comunicativo: “Con su objetivo a 2030 de 5,5 millones de vehículos eléctricos, es muy necesario lanzar los mensajes oportunos en este sentido y, además, incrementar la colaboración público-privada”.

“Los objetivos del PNIEC son muy ambiciosos, y todo lo que sea focalizarse en conseguir los parámetros establecidos se podrá considerar satisfactorio. Desde FENIE, las asociaciones y el colectivo de empresas instaladoras vamos a continuar siendo embajadores de la movilidad eléctrica hacia la sociedad”, completa Gómez (FENIE).

Propuestas para avanzar hacia los objetivos

AEDIVE, GANVAM y FENIE lanzan algunas propuestas para afrontar las dificultades y avanzar a los objetivos. 

Arturo Pérez de Lucia (AEDIVE) destaca el potencial del sector de las infraestructuras de recarga como un motor económico y reitera que “el problema más importante que tiene la movilidad eléctrica en estos momentos es la comunicación”. Para él, “es clave trasladar mensajes idóneos que generen entusiasmo en la ciudadanía y acaben con los falsos mitos en torno a la electromovilidad”.

Para avanzar hacia la descarbonización, Fernando Miguélez (GANVAM) apunta a la neutralidad tecnológica. “No nos podemos permitir que haya grandes capas de la población que se queden fuera de la movilidad cero y bajas emisiones por motivos económicos”, señala. 

“Tenemos que garantizar que esta movilidad sea accesible y asequible para la mayoría“, agrega. Y completa: “A través de planes de incentivo eficaces, apoyando la compra de modelos de ocasión, se rebaja la barrera del precio de adquisición y se facilita el acceso a todos los perfiles”. 

“Hay que continuar estableciendo mecanismos que fomenten a los usuarios adquirir un vehículo eléctrico”, indica en la misma línea Miguel Ángel Gómez (FENIE).

Aunque además, se tiene que “seguir apostando por el despliegue de infraestructuras de recarga, especialmente en el ámbito rural, donde es necesario un mayor impulso”. El presidente de FENIE también sugiere regular los plazos y retribuir a las distribuidoras por el servicio que prestan en el acceso a la red.  

“Por último, tenemos que aprovechar la transposición de la directiva de eficiencia energética de los edificios para apostar por la descarbonización a través de la electrificación en los edificios”, sostiene. Avanzar en esta dirección será “la principal palanca de la movilidad eléctrica”, concluye.

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