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El reto de acercar las renovables a los centros de consumo

Por Miguel Ángel Jiménez
En su último informe IPM, editado por Imedia, Javier García Breva habla de la energía flexible, que define como el resultado de ajustar la oferta y la demanda de energía en tiempo real en cada centro de consumo aprovechando el autoconsumo y el almacenamiento energético.

El desafío de la transición energética se basará en llevar las energías renovables más cerca de los centros de consumo. Javier García Breva, experto energético, ha introducido el concepto de energía flexible, que define como el resultado de ajustar la oferta y la demanda de energía en tiempo real en cada centro de consumo, reduciendo la demanda de energía a la que realmente se necesite y desplazándola en función de la disponibilidad de renovables.

Esta visión ha quedado reflejada en su último informe IPM, editado por Imedia, que se presentó el pasado 8 de mayo junto a Joan Herrera, director general del IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía). Esta energía flexible se hace posible a través de las sinergias y la interacción entre el autoconsumo, baterías de almacenamiento, puntos de recarga para vehículos eléctricos, aplicaciones inteligentes y agregadores.

“De esta manera se facilita al consumidor la gestión de la demanda, el acceso a la más alta eficiencia energética y su participación en el mercado eléctrico como consumidor activo”, explicó el experto energético.

Papel más activo de los consumidores

En el acto de presentación del Informe IPM, celebrado en la sede del IDAE, Joan Herrera resaltó que las claves del nuevo modelo energético son la participación de los consumidores, la apertura de la competencia a nuevos actores, incentivar la generación en los centros de consumo y la fiscalidad verde.

En palabras de Herrera, “es necesaria la creación de conciencia de que nuestro país va a sufrir como ningún otro las consecuencias del cambio climático; sin embargo, España tiene un escenario de oportunidades como no ha tenido nunca y el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) es solo el primer instrumento”. El modelo de subastas y de redes se ha quedado antiguo, según el director general del IDAE.

Ejemplos de flexibilidad del sistema energético

La flexibilidad del sistema energético permite estabilizar la red eléctrica, reducir costes e inversiones y abaratar la factura de la electricidad, señaló García Breva. Es viable económicamente en el 80 % de viviendas y edificios, sustituye a la energía de respaldo y permite la integración masiva de renovables y eficiencia energética.

Por ello, el experto mencionó como ejemplos de energía flexible a EEUU, que contará en el año 2023 con 88 GW de flexibilidad de demanda residencial gracias al autoconsumo fotovoltaico con almacenamiento y carga de vehículos eléctricos en las viviendas, con incentivos al consumidor a través de contadores y tarifas inteligentes. Y al operador del Reino Unido, que se prepara para prescindir en 2025 del carbón y el gas, a través del crecimiento de las renovables con almacenamiento y gestión inteligente de la demanda.

Modificar el organigrama de las Administraciones Públicas

En opinión de Javier García Breva, en las nuevas directivas europeas los objetivos de renovables, eficiencia y reducción de emisiones son interdependientes, “con una jerarquía por la que la eficiencia energética es lo primero, porque permite alcanzar objetivos más elevados de renovables y emisiones”. Esta diferencia con las directivas anteriores obliga a modificar el organigrama de las Administraciones Públicas ya que las competencias para combatir el cambio climático están separadas de las competencias sobre los sectores más contaminantes y consumidores.

En este sentido, el más reciente informe de la Fundación Europea para el Clima, citado por García Breva, estima que la combinación de la eficiencia energética y la electrificación inteligente en el urbanismo y el transporte permitiría a España reducir un 70 % de la demanda y un 54 % de la capacidad de respaldo en 2050.

Aquí los municipios adquieren una importancia fundamental, ya que los instrumentos para desarrollar la capacidad de energía flexible coinciden en gran parte con competencias de las administraciones regionales y locales. “El autoconsumo con almacenamiento, microrredes, rehabilitación energética, el edificio de consumo de energía casi nulo, los contadores con funciones de eficiencia energética, calefacción y refrigeración con renovables o el vehículo eléctrico integrado en la gestión energética del edificio son conceptos que deberán incluirse en las normas de las comunidades autónomas y ayuntamientos”, añadió el experto.

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